Salí
despedido con fuerza y reboté contra la ventana. El grosor de los
muros me ayudó a mantener mi energía y lentamente me fui diluyendo
a la vez que aumentaba mi longitud de onda. Para ser solo un binomio
fantástico, ¡Qué maravilla disipar mis últimas vibraciones en el
Taller de Escritura del Café Lord Byron!
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