Mientras ellos discutían agresivamente por quién se quedaría con la propiedad de la casa, por el coche deportivo último modelo, por la colección de esculturas y por la villa de veraneo de la costa, sus abogados, al otro lado de la mesa, se escribían y enviaban notas y señales para conseguir un acuerdo civilizado. Un chillido detuvo el proceso dentro de la sala de reuniones. Afuera, varias palomas en vuelo rasante chocaban contra el ventanal; dejando un rastro de cristales, sangre, tripas y plumas. Poniendo a la ex pareja en pausa y a los abogados mudos y a punto de perder sus juicios.
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