Ahogado en la laguna, gran final para un galán de tercera. A la espera de si le reclamarán del cielo o del Infierno, medita en su húmedo purgatorio. Soy un estúpido pagafantas, riñe consigo mismo. Nunca más dará fuego ni palique a ninguna dama de melena rubia, por muy bella y misteriosa que le parezca. El final de cine, que rumiaba en su cabeza, se frustró cuando apareció su chulo, pistola en mano, brillando más que la luna que ve desde el fondo de las frías aguas.
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