Los siguientes serían los niños, imaginó la escena: El terror podría palparse en el ambiente; alguno preguntaría por su ‘mamán’, con las lágrimas cuajadas en su angelical rostro; el olor de la sangre ya seca y amarronada en el aire; los lazos y los tules de hermosos vestidos, sucios y deslucidos; el sonido de la voz del verdugo haciendo esfuerzos por subir una vez más la cuerda….El artista sintió temblar el pincel en su mano agarrotada. Sus miedos no pasaron a la posteridad. Sí su apellido.
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