Novela - Dori Terán

                                           Resultado de imagen de mujer mayor escribiendo una novela

 

 El sol se estrella en la ventana decidido y con fuerza. No pide permiso, invade la habitación como si quisiera cargarla más allá de la vitamina D que la leyenda cuenta que él posee. Cargarla de luz, de energía, de ese misterio cálido, ardiente que encierra en su esencia,…de vida. Escribo esta novela desgarradora que algún día aún lejano se tornará libro. No cuenta historias soñadas aunque si sueños rotos y heridos y también alegrías, emociones y logros que saben a cielo. No cuenta conquistas y hazañas aunque si la forja de una vida valiente y comprometida. –¡A si María¡- Me dice socarrón Ismael- ¿qué valentía es esa?- pregunta mientras me mira muerto de risa. Juega con la consola y a pesar del ruido le llega el murmullo de mi pensamiento ¿Cómo voy hacerle comprender al muchachito de apenas trece años las vivencias cotidianas habidas en una mujer de sesenta?. Ismael tal vez crea que el mundo ha sido siempre como él lo ha encontrado cuando lo nacieron en este planeta. Ismael carece de datos, su existencia es facilona. Aún no ha abierto su gentil boca para pedir, ¡ que digo pedir¡, reclamar con exigencia algo, cuando ya lo tiene. No le importa ni como, ni a través de quién, ni el precio en dinero o sacrificio. Lo tiene. El peligro es inminente en estos sucesos, llegará un día que algo o alguien en la vida le obsequiará un no a cualquiera de sus deseos inmediatos y gratuitos. Estos son los niños y los hombres que eligen el suicidio. Tampoco en la escuela le hablan a Ismael del discurrir de la historia, los retos de cada tiempo, las esclavitudes, los avances, las mentiras, las pérdidas, las mejoras… Solo conoce una historia almibarada, anecdótica, disfrazada, como un cuento de buenos y malos, de reyes y plebeyos, de batallas y sucesiones, de algoritmos políticos... y nunca de un pueblo que jamás nombra personas con nombre y apellido con alma y corazón. Los auténticos protagonistas. Miro a Ismael con cariño y con pena. Ignorar la verdad por dolorosa que sea es siempre una pobreza cruel e inmensa. Revuelvo el pelo de Ismael juguetona y entre carantoñas le doy un beso. Corro a continuar escribiendo mi novela. Hay mucha vida cierta que contar. Espero que muchos Ismael la lean.


 

 

                                                   Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.