Entre el tanatorio y la oficina de objetos perdidos hay una larga fila de buhoneros, chamarileros, vendedores ambulantes, anticuarios y curiosos de todo pelaje y condición. La noticia ha corrido como la pólvora en la comarca. La subasta será de las que hacen época. O eso esperan los contratistas. Con los planos del nuevo edificio recién impresos, aguardan el resultado, expectantes. Ellos pujarán por alguna urna para colocarla dentro de la primera piedra de su nueva y moderna construcción. Como símbolo del fin y el principio de una nueva era.
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