Dedicado a Carmen Ruiz Moragas - Pilar Murillo

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DEDICADO A UNA GRAN ACTRIZ, CARMEN RUIZ MORAGAS, EN LA

SEMANA EN QUE ES LA FECHA DE SU NACIMIENTO.



En la soledad del camerino donde tiene un biombo a un lado y hacia el foro un tocador,con un espejo típico, con bombillas alrededor.


Entra a escena Carmen Ruiz Moragas, con un ramo de flores en la mano y hablando, mirando a entre cajas, quieta en el quicio de una puerta imaginaria o real.


CARMEN; -- ¿Qué hago yo con estas flores? ¿Me las como? Entra hacia el tocador, mira las flores y las tira sobre un diván, pero les habla a las flores. ¡Por favor! ¿No puedo estar un ratito sola? ¿Un tiempecito?


Acabo de divorciarme del mayor tirano que me he encontrado, dirán de él lo que quiera. ¡Que lo digan!, Él se lo ha ganado.


¡Carmen Ruiz Moragas, ha nacido para ser actriz y no para estar encerrada en una jaula de oro!


Ahora que recupero mi libertad, que nadie me obliga a ir a la plaza de toros a ver torturar a los animales... Ahora, Se da la vuelta de nuevo al ramo de flores. Regresas tú con estas rosas rojas, recordándome el pasado. Ese tiempo en el que interpretando a Clitenmesta apareciste en mi vida.

Esa noche te miré a los ojos que me desnudaban velozmente. Tú deseo encendió el mío.


Al principio tuve que reprimirme y hablarte como a un hombre normal, para que no te pensaras que por ser quién eres podrías conseguir todo en esta vida. Se mira al espejo. Consiguió lo que yo le quise dar porque me atrae el muy cabrón a pesar de que yo soy republicana. Mira a las flores desde el espejo. ¡Las rosas vienen acompañadas de una tarjeta!


Se acerca de nuevo a las flores y coge la tarjeta, lee para ella.

Que no, que no voy a caer de nuevo que no debo, que me vas a perder

 y estoy de nuevo en el lugar que me gusta y el que me corresponde.


¿Tú sabes lo que mis padres han llegado a hacer? ¿lo sabes verdad?


Todo el mundo murmuraba de nuestra relación y mi padre estaba muerto de vergüenza. Su honor por los suelos me decía. “La puta del rey” llegó a gritarme en un momento de ira y luego se fue a llorar a la biblioteca, el pobrecito...


Eso fue manipulación claramente. Sí, lo sé, aun así, no me rebelé y les di el gusto. Hice lo que ellos querían. Creyeron que de ese modo la prensa dejaría de hablar de mí.


¿Y de qué me ha servido Casarme con un torero?, Un celoso compulsivo, un hombre que se atreve a maltratar a un animal y cuando vuelve a casa aún quiere seguir viendo sangre, rompiéndome el labio de una bofetada. Todo ello porque no lo deseo, porque me da asco todo él y porque a él le dolió mucho que yo fuese la querida del rey de España. Y mi padre triste de nuevo porque han vuelto a hablar de mi los periodistas porque me he separado, bueno, me he divorciado de ese fantoche, pero eso está mal visto.


Te has enterado por el periódico que vuelvo a estar libre y ahí has estado, en tu palco, como un perro en celo.


¿Y tú? ¿por qué has tenido que nacer rey? ¡Dime! ¿No podías haber nacido empresario de un teatro o dramaturgo?


Sí, escritor de teatro estaría bien, así me crearías el papel de mi vida. (Huele la tarjeta.) Aún conserva tu aroma, ¡maldito seas!


Sí, subiré a la azotea del teatro, sí, hablaré contigo, aunque me temo que hablaremos más bien poco.... Me entra calor y noto que se me va el alma en busca tuya.


Ahora mientras estoy lejos de ti puedo controlar mi instinto, mi deseo, pero si me acerco a ti... si es que tan solo oler esta tarjeta me arden las entrañas.


Podría irme ahora mismo, sin que nadie se dé cuenta. Sí, me iré sin más. Saldré por la puerta de atrás y olvidaré tus flores porque solo me traerán problemas.


Ahora vuelvo a ser libre... Se mete tras el diván y se va cambiando. ¿Qué hago? ¿Qué puedo hacer? ¡maldita sea! ¿Por qué tiene que ser todo tan difícil?


Claro que ser libre implica tomar decisiones sin influencia de nada ni de nadie. Se cambia rápidamente. Va hacia la puerta del camerino.

¡Manolita!, escúchame, dejo aquí el ramo de rosas, ocúpate de que cuando me vaya.... No, nada de ponerlas en un jarrón, las tiras directamente o te las llevas a casa. Sí, para ti... De nada mujer…


Va de nuevo al ramo y lo recoge. Si es que no me puedo resistir, es superior a mis fuerzas. Iré donde el deseo me lleva. Voy a dejar que me ame con fuerza, apasionadamente, con locura, que haga todo lo que quiera conmigo, que practique todas esas posturas que ve en sus películas atrevidas, salidas de tono. Solo quiero hacerle olvidar que es rey y olvidarlo yo porque sé que eso le excita muchísimo.


Va para la puerta con el ramo en mano. ¡Manoli! Que me voy ya. Saca una rosa del ramo. Oye, bonita, mira, te dejo una rosa y el resto me lo quedo. Está muy feo rechazar tan esplendido detalle.


(Se habla así misma risueña, bromeando) Nada, al final acabaran llamándome la Borbona, pero me da igual, puedo aguantar carros y carretas... con tal de que me siga dando las noches de pasión que antes me daba, los orgasmos que solo él me hizo saber que existían.


Soy débil, lo sé. Esto lo dirá con deseo, rápida, con ganas de agarrar al rey. Mi mente lo es. La carne, la carne también. Me siento húmeda... Ya voy a tu encuentro majestad.

Sale de escena sonriente y jovial, oscuro.

 

 

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