Los siguientes serían los niños y después los ancianos que podían valerse por sí mismos. La nave ya estaba lista para partir a destino incierto. El mundo aún no se había derrumbado, pero la cordura había perdido su merecido espacio hacía tiempo. Pandora, una vez más, se maldijo por haber abierto aquella caja. Otra oportunidad ya no tenía cabida.
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