Me siento a escribir con la energía del pendolista. Es más, me hubiese gustado ser una de ellos. Escribir para alguien que no sabe. Poner sus sentimientos, ideas y palabras en un papel con signos diferentes. Recuperar la caligrafía inglesa de pluma. La gótica del rey Jorge IV . Las cursivas. Las ornamentadas abarrotadas de filigranas… Y eso que lo mio es el campo. Me encanta podar.
Me siento a escribir pletórica. Verborréica. Colmada. Nunca cargada de razón, no vaya a pasarme como aquel que se llenó y se llenó de razón y ya no se pudo levantar.... Abro la ventana. Me siento frente al mundo . La radio me lo acerca sin que me tenga que mover. No me conformo con mirarlo. ¿Comprenderlo urge?. No hay nada como la radio. Oigo que aprendemos a ser libres obedeciendo ¡Cómo me cuesta! Igual es verdad. Me acuerdo de aquel vestido de mis once años. Horrible. Enseñaba el culo cada vez que subía los brazos. Acabé poniéndolo a la fuerza, no quedaba otra. Fue la única vez . No sé qué pasó con él. Estaba claro que el enfrentamiento no merecía la pena. Yo obedecí. ¿Seré más libre ahora?
Hoy las modas tratan de que formemos parte del rebaño. Que no pensemos. Que no nos rebelemos. El mundo nos hace temblar. Adelantarnos a los problemas no forma parte de las enseñanzas. Ahí están los incendios. Año tras año. Cada vez más virulentos. ¿No saben que se apagan en invierno?. Vamos en la dirección equivocada. Seguimos peleando. Hacerse uno más dentro de la masa es un modo de hacerse invisible. Ilusionismo social lo llamo. Estás pero no se te ve. Como el conejo en la chistera.
Estamos solos. Necesitamos creer en algo. A veces hace falta un buen subidón. No siempre sé cómo actuar. Trato de descubrir la otra cara de la luna. Escucho la radio. Tiro del hilo.¿Hay motivos para darse prisa?… las 11 en Canarias. Cualquier tiempo está equidistante de la eternidad. No quiero formar parte del rebaño. Espero que la suerte nos acompañe. Omara Portuondo. Noventa y dos años y sigue cantando. Con Tangana participa en “Te venero”. Yo no venero nada. Tampoco a nadie. Quiero ser justa pero suelo elegir la bondad. Aunque me cueste. ¡Ohhh! Recuerdos de la Alhambra… Qué época aquella : romanticismo, exotismo, sonido de agua, luz, paz…
Me siento a escribir pletórica, verborréica, colmada. Llena de palabras alegres. ¿Por qué salen historias tristes?. Pongo corazón en lo que hago. Practico el agradecimiento. Discuto conmigo misma. Dialogo. Creo que es el camino. Es más. Me han dicho que la entrada es libre. Que el poder significa supervivencia. Que tengo que desterrar de mi vocabulario la palabra culpable. Que no debo fiarme de una suposición. Que no debo prometer nada… Nunca podré escapar a tanta consigna. Sé que ya no queda nada para el descanso. Me quedo con la radio. No quiero recrearme en mis errores. “Buscaba el origen del mal y no encontraba solución “ San Agustín lo tenía claro. El pueblo necesita creer en algo. Oir a Omara Portuondo. El Concierto de Aranjuez. La suite de los juguetes del príncipe. A Pepa Fernández. Radio nacional. Cualquier cosa que nos entretenga. Que impida que pensemos demasiado.¿ Mantener el tipo? Pues éso. Cuantos menos kilómetros recorridos mejor para el planeta...Me cuesta salir, viajar, hablar. La cordura nos deja... La tierra mojada nos recibe… Es tiempo de poda.
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