¡Sí sí, se fue! discutíamos acaloradamente y se fue, dio un portazo y la oí taconear bajando las escaleras.
Normalmente soy yo el que se va, subo hasta la ermita para airearme y cuando estoy más tranquilo vuelvo, pero en esta ocasión fue ella la que se fue.
Debido a la agitación ninguno nos dimos cuenta que estaba lloviendo, bueno diluviando y cuando salió a la calle debió pillarle la riada.
No fue hasta la noche cuando preocupado telefoneé a la familia ante su tardanza, después de hablar con la última casa avisé a la policía.
Fueron los municipales quienes la encontraron.
Los muros del parque habían retenido agua y formado una balsa sobre la que flotaba boca abajo.
Tenía que haber sido yo –gemía el hombre- ¿Qué haré sin ella?
-Por el pinganillo le decían al periodista “sigue haciéndole hablar que el share está subiendo como la espuma”.
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.