Nido vacío - Esperanza Tirado












Adiós, mamá, adiós. Sí, que cuelgo ya, que no me quedan más monedas y hay 


una cola que da vuelta al campamento. Que sí, mamá, que me ducho todos los


días. Como bien, de verdad, hasta los guisantes gordos. La mochila está debajo


de la cama, con la etiqueta que me bordaste. Y no he perdido ni un calcetín, te 


lo juro. Cuando vuelva llamo. Vale, llamaré todos los días hasta la vuelta. Te lo 


prometo. Celebraremos mi treinta cumpleaños el domingo siguiente.