-Mamá, déjame ir.
-Te van a hacer daño, quédate.
-Lo mismo me da. Quiero ir. Son mis amigos, mis cosas ... me gustan. Quiero ir.
-Te van a hacer daño, quédate. No vayas. Eres tan inocente…
-Mamá, déjame ir.
-Te van a hacer daño, quédate.
-Lo mismo me da. Quiero ir. Son mis amigos, mis cosas...me gustan. Quiero ir.
… … …
Lola mantiene un único discurso abrazada al cuerpo inerte de su hija, está en bucle. Lo repite una y otra vez... Una y otra vez... Está atascada… atascada… atascada.
Está atascada. Atrapada en un mundo irreal, que, sin su permiso, avanza. Encerrada en un pasado para ella sin conflictos, siempre feliz . Retenida sin emoción, vaciada de todo sentimiento. Acorralada entre argumentos ya sin sentido. Enganchada a una infancia recurrente. Aplastada por lo inevitable del momento. Pillada entre realidades que tiran de ella hacia el desmoronamiento. Bloqueada ... Está en bucle. Bloqueada…
Sin saber, ni decidir, ni buscar, ni proponer, ni disponer, ni mandar… quiere que Laura siga estando viva. Que discutan . Que la necesite... Quiere que todo siga igual, sin pensar, como siempre... .
Lola aprieta contra si aquel fardo inmóvil, aún caliente, tratando de infundirle amor.
Entre sus brazos Lola no ve la muerte rendida ni el rostro desfigurado y roto de su querida niña. No... No quiere ver cómo en silencio todo en ella grita muerte… no quiere escucharlo. Para Lola, su hija Laura, vive. Ella se ocupará de éllo, de mantenerla caliente. No se separará de su lado, siempre entre sus brazos. Le hablará. Le dará calor. Vida…
-¡Eres tan inocente! ¿Te acuerdas de aquel chico que a la legua se veía que venía con malas intenciones? Tu no lo viste. -Mamá, déjame ir… Te enamoraste. No nos querías escuchar. -Mamá, déjame ir… Era el mejor chico del mundo… para ti -Te van a hacer daño, quédate. Te fuiste de casa… ¿cómo volviste? Pues hecha unos zorros ¡Cómo ibas a volver! ¿Cuantas veces te lo dijimos? Te van a hacer daño… te van a hacer daño. No querías escucharnos, sólo tenías oídos para ellos… ¿Qué te decían para que los creyeses?... Ni tu padre ni yo teníamos ningún interés en engañarte… Ya ves , tu padre se fue a la tumba antes de tiempo… Si, estaba tan triste viendo el rumbo que llevaba tu vida…. Pero ya se acabó, Lauri, seguro que con Ramón aprendiste por fin a valorarte… -Mamá, déjame ir. Te casaste casi de tapadillo ... no le gustaba a nadie. -Te van a hacer daño, quédate. Lo vi desde el día en que nos lo presentaste… su mirada lo decía todo. Era la maldad con traje… muy bien vestido, si cielo, pero la maldad... Y te fuiste. Lejos… -Mamá, déjame ir… El teléfono era tan frío . Estabas tan lejos. ¿Te hacía daño? Nunca digiste nada…Cuando colgaba siempre me quedaba la duda. Durante días. Soñaba contigo …todos los días -Mamá, déjame ir. Cuando volviste, ya sin él, respiré aliviada… Lauri, mi niña, ¡cuanto te eché en falta! Todo va a ir bien, Lauri, ahora si. Escúchame. Vas a volver a empezar… aquí estoy yo para ayudarte ¡Quédate! Te van a hacer daño… ¡Escúchame! No quiero que te hagan daño. Nunca más. ¿Te acuerdas de aquellas navidades que nos reunimos en casa? Todos con pies de plomo para que no se enfadase y al final se enfadó contigo … Todavía hoy no sé muy bien por qué fue. Os fuisteis rápido... -Mamá, déjame ir… ¡Si pudiera encerrarte en casa…! ¡Cuanto mejor estarías! Lauri, te quiero. Quédate, te van a hacer daño … Cada vez llevo peor el dolor de quienes quiero. No lo soporto… ¿Cuantas veces razonaste tu situación? Sabías que te hacían daño pero cuando te enamorabas volvían a decidir tus emociones. Esto va a cambiar, Lauri, mi amor. Ya verás cómo a partir de ahora todo cambia. ¡Quédate! Juntas podemos… Ramón, ya no podrá hacerte daño -Mamá, déjame ir…. Ramón, ya no podrá hacerte daño, te lo aseguro mi amor… ¡ Quiero ser feliz! La felicidad no existe, Lauri, sólo existe ser feliz cada día. ¿Ramón te hacía feliz cada día? Alguno de los hombres que te quisieron ¿te hicieron feliz cada día? Abre los ojos, mi amor. Te quiero… Ahora todo va a cambiar…. Quédate , van a hacerte daño.
Abrazada a aquel cuerpo que poco a poco enfría, Lola llora años de frustración como madre mientras recita recuerdos. Repite palabras. Escupe sentimientos...repite...repite y repite emociones que tenía atragantadas dentro desde hacía tanto… Atragantadas en algún pliegue del pasado sin atreverse si quiera a convertirlas en palabras...
Después de varias horas abrazada al cuerpo sin vida de Laura, unas manos fuertes y contumaces consiguen separar a Lola del cuerpo ya rígido de su hija. En el rellano de su vivienda había sido abandonado por su ex marido, se la tenía jurada: o de él o de nadie. Allí mismo la remató. Nadie sabe cómo Lola apareció antes de que la avisasen, seguro que el cordón espiritual entre ambas siguió funcionando. Laura vivía sola a varias manzanas de su madre. De Ramón nunca más se supo pero sabemos que la maldad está aún entre nosotros. Lo sabemos porque va dejando un rastro fétido y un muy mal sabor de boca
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