Dormir, dormir y dormir - Marga Pérez

                                          Resultado de imagen de vela enorme 



La incertidumbre del momento introdujo el ruido en su interior. Un ruido continuo que la tiene al borde del desequilibrio. No es capaz de dormir. Por el día pasa desapercibido . Por la noche es insoportable.

El médico le recetó unas pastillas cargadas de infinidad de efectos secundarios , adversos, persistentes, peligrosos, molestos e incluso permanentes, que por supuesto no tomó.

Una noche se quedó dormida observando las imágenes que una vela, encendida para ahorrar energía, se reflejaban sobre ella. Antes había prescindido de la lavadora y dejado la nevera tan solo de alacena... No necesitaba electrodomésticos, se decía mientras pensaba en la electricidad como un invento moderno. Desde entonces la vela forma parte de su ritual para llamar al sueño. Al principio funcionó a las mil maravillas pero a los pocos días el ruido regresó, justo cuando el titilar de la vela llegaba a su fin.

-Es cuestión de dar con el tamaño -Pensó- Necesito una que dure encendida todo el tiempo que quiero dormir.

Cuando la encontró, el ruido ya no regresó al apagarse. Tampoco ella fue capaz de despertar… Algo había fallado en sus cálculos.

 

 

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