Cuando el ojo de la Gran Estrella vio cómo las serpientes habían horadado el planeta. Cómo entraban y salían de aquellos agujeros y recorrían entrelazadas toda la superficie, unas encima de otras. Millones de serpientes, millones y millones en continuo movimiento destruyéndolo todo, comiéndose unas a otras sin piedad. Entonces, sólo entonces, el ojo desvió su mirada . Se hizo presente la oscuridad. El viento helador lo ocultó todo bajo tierra. Se acerca el final de manera inminente. Es tiempo de muerte.
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