Un frío seco como el acero congela el mundo.
Caravana de celebración hacia la alta montaña. Ya es temporada.
Esquíes cortan la inmaculada blancura invernal.
Rastros de metal y sangre entre las rocas que no ha ocultado la nieve.
Sonidos de aspas sobrevolando que llenan el aire de inquietud.
Detrás de las gafas de cada esquiador se esconde una incógnita.
El Sol vuelve a dominar el blanco escenario.
Y el movimiento del remonte devuelve la tranquilidad a los deslizamientos de
domingo en masa.
Año de bienes, será.
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