Ella decidió, después de años frente al televisor, que no volvería a ver noticias, ni programas de tertulia política, ni debates. Tampoco volvería a leer periódicos, ni a escuchar la radio, ni a admitir watsaps que la alteren, ni hablaría, además, con quienes no fuesen tolerantes ni tratasen de ponerse en su lugar…
La rabia es mucha. Está cansada de ir contra corriente, de sentir que está siempre en el mismo punto… de ver que nada avanza.
En medio de la rabia decidió cambiar el televisor por la contemplación de las llamas. Dormita frente a la chimenea y a ratos lee y se evade del malestar de su inoperancia . Sabe que todo irá a mejor. Sabe que sólo es cuestión de tiempo. Lo sabe… puede esperar.
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