Me está encantando clavarle agujas a este muñeco de trapo que encontré en el trastero. Es igual que tú, un pelele, sin forma, que ni siente ni padece. Que si los niños iban al fútbol o a matar gamusinos, ni te enterabas. Que si nos subían la hipoteca, pues lo mismo te daba. Cuando la vecina nueva vino a presentarse, sonriente y con una botellita de Albariño como detalle, sí que te pusiste en forma. Y si te he visto, no me acuerdo. Qué bien me quedo después de un rato pinchando y gritando todo lo que se me quedó dentro.
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.