Crónica de un traslado - Marga Pérez




Que el cielo es un lugar de paso lo sabe a la perfección nuestra protagonista de hoy. Nació en 1882 en el número 807 de la calle Franklin de San Francisco y es conocida popularmente como “The Englander House”. Si, hoy nuestra protagonista es una casa, pero no una casa cualquiera, es una enorme vivienda color verde pálido de dos plantas de estilo victoriano y casi 500 metros cuadrados de envergadura. ¡Qué bonita es ! La tenemos frente a nosotros. ¿Que por qué es nuestra protagonista? Pues porque su dueño ha decidido mudarse a un kilómetro de aquí, cambiar de barrio, y ha encargado que se la lleven tal cual está, sin desmontar ni plegar... con todo su volumen. Mañana temprano la trasladan. Hoy sus vecinos le han organizado una fiesta de despedida tras 139 años en el barrio. Benjamin García, de American Family Radio F.M. con todos ustedes desde el 807 de la calle Franklin tomando el pulso del barrio.

- Joven, por favor, ¿qué le parece esta fiesta de despedida? - pregunta colocando la alcachofa frente a un grupo de jóvenes que intercambian billetes

- Las fiestas siempre están bien pero… despedir a una casa es bastante heavy.

-Freaky más bien- Apunta otro del grupo

- Pero...¿ estabais haciendo una colecta para la fiesta… ? -Pregunta el locutor-

Todos rieron abiertamente y no les quedó más remedio que contarlo

- Estábamos apostando a que mañana la casa se viene abajo. Cuatro contra dos

- Si -dice otro con los pantalones y los párpados caídos- Una casa no es una seta que se pueda sacar de la tierra y plantar en otro sitio, y esta es una mole ¡Cae seguro!

-Parece que confían poco en la empresa que mañana llevará a cabo las labores de traslado, dice el locutor separándose del grupo y buscando a alguien más proclive al evento.

-Señora, por favor, para American Family Radio… ¿Qué le parece esta fiesta?

-Pues una estupenda idea. La Asociación de vecinos es muy activa y se ha currado esta despedida. Mire, están vendiendo camisetas .Y se estira la que lleva puesta para que se pueda leer el mensaje :”Que la fuerza te acompañe” y la foto de la casa grabada junto a personajes de Stars Wars.

-Chula ¿verdad? También tienen gorras, paraguas, bolsas…

- Menudo montaje tienen… Oyen decir a otra mujer que pasa a su lado

-¿Qué pasa? ¿Le molesta? -Le pregunta a bocajarro la de la camiseta-

- Pues ya que me lo pregunta le tengo que decir que si. Yo soy vecina de este barrio desde hace treinta y cuatro años y no soporto que se nos quiera sacar dinero a costa de lo que sea ¿sabe?.La casa esa es muy bonita, si, pero ¿sabe cuanto cuesta llevarla siete manzanas más allá? Me han dicho que 400.000$. ¿Sabe cuantos bancos, farolas, semáforos, árboles… han tenido que quitar? Ni le cuento. Tienen que parar el tráfico durante toda la mañana y hoy ¡¡ESTO!! -Gritó bastante alterada -

-Pero ¿Qué es lo que le molesta de esta fiesta? -Pregunta Benjamin viendo cómo la gente se iba arremolinando a su alrededor.

-Pues que quieran hacer negocio a nuestra costa, a costa de nuestra tranquilidad, de nuestro barrio. ¿Sabe por qué no la tiran? Pues porque con toda esta parafernalia el ricachón del dueño saca mucho más... es una treta para enriquecerse más todavía. Este terreno se ha revalorizado mucho, sin la casa ya puede construir en altura y sacar hasta sesenta viviendas que venderá en un periquete con toda la publicidad que le estamos dando, y a precio de oro. ¿La fiesta? Todos sacan algo en esta despedida

- ¿No le parece muy retorcido todo eso?

- Sé de lo que hablo. La Asociación fue por todos los negocios intentando nuestro apoyo. Querían que vendiésemos en plan ambulante, por las aceras…Seguro que “contratados” por el dueño

- A usted no le interesó¿no?

- La verdad es que no me veo con el puesto de marisco al raso como una pescatera cualquiera, pero si vendiese pipas tampoco habría participado, se lo aseguro.

-Pues a mi me parece estupendo este cambio - Dice una mujer mayor agarrando el micro antes de que se lo quiten- Los viejos sólo podemos aspirar al derribo... A mi también me gustaría una segunda oportunidad, que me trasladen a un nuevo ambiente, con otra gente, que me vuelvan a valorar por todo lo que los años han añadido de valor a mi vida… Yo brindo por ella. Es todo un ejemplo para los que ya no somos jóvenes...

El barullo se hace notar. La entrevista se hace ya imposible. Los altavoces atruenan a voz en grito en cada puesto y la música crece cada vez más destemplada . . Benjamin García despide la grabación y deja al barrio disfrutar de su fiesta.

Al día siguiente, a las seis de la mañana, entre restos evidentes del botellón que se celebrara pocas horas antes, se despliega el operativo que la llevará a su nueva ubicación. The Englader Hause, ajena a todas las especulaciones, dimes, diretes y maniobras que el traslado ha generado entre sus vecinos se va en silencio muy digna, sin dar explicaciones. Se va como una señora.


A las diez de la noche Benjamín, sin haber pisado el 807 de la calle Franklyn, manda por email su crónica de sociedad para la edición del día siguiente. El redactor jefe le contesta en cuanto la lee:“Benjamín, me gusta tu crónica, derrocha imaginación pero, no es creíble. Estamos en California no en tu España querida. A mi también me hubiera gustado que el barrio despidiese con una fiesta a esta casa pero… esas cosas aquí no pasan. Hazla de nuevo, porfi”.

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