Colás degustaba una enorme hamburguesa mientras caminaba con prisa
por el pasillo de la facultad, llegaba tarde a la siguiente clase y
no había terminado su almuerzo a tiempo, el tonto de Toño le había
entretenido de tal manera que fue al bar con el tiempo justo.
Sólo le faltaba subir las escaleras y a la izquierda ya estaba el
aula. Tragaba lo más rápido que podía intentando dar bocados
grandes para no retrasar su llegada, pero al dar el último bocado la
servilleta comenzó a resbalarse de sus manos en dirección al
suelo, al evitar que ésta se cayera, no vio que de frente venía,
también con premura, Doña Ana la profesora de proyectos, llevaba
abierto su ordenador portátil mientras buscaba la tabla de
horarios de sus clases.
Los dos chocaron con fuerza, Colás pegó con su cabeza en el
ordenador de la profesora, que se cerró intempestivamente,
pillando la mano que escribía sobre el teclado. Asustados y
doloridos los dos por el tropezón gritaron airadamente, haciendo
salir a profesores y alumnos al pasillo, sólo pudieron ver como Doña
Ana muy enfadada reñía a Colás mientras sacudía agitadamente su
mano dolorida, y Colás no cesaba de pedirle disculpas con los labios
colorados de la salsa de su hamburguesa.
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