Día
uno de agosto. Operación salida. Cuarenta y dos grados en el centro
de Madrid. Elena trabaja hasta media tarde, por lo que no hemos
podido madrugar." No importa. Nos quedaremos hoy en Madrid y
mañana salimos para Calpe.
Me digo que no importa pero estoy mas que harta, cada vez soy más consciente de que ocupo un lugar secundario en su vida, no, ni secundario, primero ella, luego su madre, después su carrera, su trabajo, o los amigos de su trabajo, cuando no sus jefes y si no los papeles que ha de preparar para el día siguiente.
Cada
vez más fines de semana fuera de casa porque tiene que trabajar.
¿También los fines de semana? Pregunte la primera vez?, que
quieres, así es esto, no me dan a elegir. Ya no he vuelto a
preguntar. Me limito a esperarla, cada vez mas triste. No me
reconozco en esta espera resignada que cada vez me asusta más. Ella
me mira aburrida por mis quejas y yo la miro aburrida y desesperada
por su desamor.
Se
que tengo que tomar una decisión, porque si no lo hago voy a acabar
con mi dignidad y eso no lo puedo permitir.
Que calor hace aquí. Me estoy derritiendo. Y encima tengo que hacer las maletas y bajar al perro. El perro, otra atadura. Me compra un perro para que no este tan sola, para que me entretenga cuando ella no está, grande como a ella la gustan. Mi madre dice que te va a hacer mucha compañía¡ ¡ y a mi que me importa lo que diga tu madre¡. Mira que repetí veces que quería un perro pequeño, ¡ pues ni flores¡. Y encima la que sufre al perro soy yo, le saco, le llevo al veterinario, le baño. Y el perro la prefiere a ella, es el colmo del ridículo.
He decidido hablar con ella en cuanto lleguemos a Calpe, o trata de esforzarse o, .........!que tontería, estoy pensando ¡como si para querer hubiera que esforzarse,! eso sale o no sale . Se que es lo que tengo que hacer, pero tengo miedo de quedarme sola, ahora precisamente, con esta edad. ¿Por qué he esperado tanto?, por miedo, siempre por miedo. Me siento disminuida, bueno la verdad es que cada vez estoy mas pequeña, estoy encogiendo. Vaya futuro que me espera. Y este calor asfixiante, tan asfixiante como la vida que llevo, esta desidia me va a matar.
Llaman
a la puerta de la calle. Es de la floristería.
Han subido un gran ramo de flores en un precioso jarrón de cristal transparente. Tiene una tarjeta. Pongo el jarrón en la mesa del salón y leo el contenido del sobre. "Querida, quiero que sirvan estas flores como muestra de la ilusión que cada día despiertas en mi. Deseo que todo siga como hasta ahora. Te quiero siempre. Javier."
Me ha dado un vuelco el estomago, me siento en el sofá y trato de respirar, me estoy ahogando. Me llevo las manos a la cara, sollozo, y me retuerzo por dentro. El dolor y la debilidad me invaden y ocupan hasta el último rincón de mi cuerpo. No tengo fuerzas. Esta claro que este ramo quiere decir !existo! Toma nota. Lo que quieren es que me enfrenté a la evidencia. A la realidad más cruel.
¿Quién será Javier? Ya se, el del viaje de la semana pasada. No, ese está casado, claro que eso no quiere decir nada. Me dijo que había dos Javieres en la oficina. Puede ser cualquiera. Pero uno de ellos era gay. Seguro que me mentía. Me estoy volviendo loca. Eso, eso es lo que esta pretendiendo, acabar conmigo a base de mentiras. Pero no, esta vez no, todo va a quedar claro. No más mentiras.
Tengo que pensar y no puedo con este maldito calor. Ahora todo esta claro, esto coloca las cosas en su sitio, cómo no he querido verlo, como he sido tan tonta, no tonta no, tan dependiente y tan cobarde. Que cobarde he sido. Pero no voy a seguir así, esto ha de terminar, y lo voy a hacer yo, no, no la voy a dejar que me tire como a una colilla. Me tirara como lo que soy, una vieja que ya no le gusta.
En cuanto entre me va a escuchar, la voy a decir todo lo que me he callado durante estos años, como me ha utilizado hasta que terminó la carrera, viviendo a mi costa, siempre a mi costa material y sentimentalmente, siempre sosteniéndola. Como he tenido que aguantar sus años de estudio sin rechistar. Y el perro, le voy a plantar lo del perro.
Ha llamado y dice que viene para acá. Ya la he comentado que tenemos que hablar. Si ya se que hace mucho calor en la casa, contesta. Cuando volvamos de las vacaciones ponemos aire acondicionado. No te preocupes. Cuando tú quieras mi amor, respondo.
Oigo
la llave en la cerradura, voy hacia la puerta, paso por el salón y
cojo el jarrón con el ramo para plantárselo en las narices y que me
explique. Estoy furiosa, llena de ira, creo que la puedo pegar.
Abre la puerta, la espero con el jarrón en las manos y se lo tiro.
El jarrón la ha dado en la cabeza, cae al suelo, esta sangrando. La
observo para ver si respira. Creo que se ha desmayado.
Llaman a la puerta de la calle! Cojo el telefonillo; Sra., subo a por el ramo que no era para el tercero A. Que es para su vecina de arriba. El perro ladra asustado alrededor de ella. Creo que no vamos a poder ir a Calpe. Y yo con las maletas preparadas. ! Que lío!! Y que calor!
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