Una historia en mis cinturones - Eduardo Gómez





Abro el armario y observo el grupo de cinturones que hay en su interior. Cada uno diferente a los demás. Cada uno tiene su propia historia que lo hace especial. Hay uno de menor tamaño que el resto y algo desgastado por el uso. La explicación es que es un cinturón que usaba cuando era niña.
Yo era una niña a la que le gustaba usar vaqueros pero unos vaqueros que me quedaban gigantes y que amenazaban con caerse al suelo en cuanto me descuidara. Mi abuela soluciono el asunto regalándome mi primer cinturón. Uno que usé durante muchísimo tiempo.
Otro me lo regalaron el día de mi onceavo cumpleaños. Este es especial pues tiene temática de mi serie favorita de animación por aquella época con la imagen de mi personaje favorito en el centro. Este cinturón es especial ya que fue el último regalo de mi madre antes de que el cáncer la devastara.
El siguiente cinturón me lo regalo mi padre el día en que regreso a mi vida. Ese día me dieron la posibilidad de elegir entre vivir con mis abuelos o irme con él. Llevaba toda la vida teniéndolo en un pedestal y soñando con vivir con él las pocas veces que venía a verme. Así que no lo dude y me fui con él. Un terrible error.
El siguiente cinturón fue otro regalo de mi padre pero esta vez fue para ganarse mi perdón y mi cariño cuando me entere que había prohibido a mis abuelos que me visitaran y esa era la razón por la que llevaba un año sin verlos.
El siguiente ya no es ningún regalo. Los regalos fueron los moratones y heridas que mi padre me hizo cada que me golpeaba con él cuando se emborrachaba o cada vez que decía que me había portado mal y que me merecía un castigo para que aprendiera a comportarme.
Los siguientes cinturones representan años. Un cinturón por cada año que pasaba junto a ese horrible hombre. Y para mi desgracia eran unos cuantos.
Pero el siguiente ya representa un recuerdo mucho más feliz para mi pues es el cinturón con el que rodee su cuello y apreté. Apreté hasta cortarle el aire y asfixiarlo. Tal vez para algunos represente un asesinato para mi solo representa la libertad de una vida sin él.
El siguiente representa el día en que conocí al hombre que yo pensaba era perfecto. Y otro cinturón más cuando por fin comenzamos a salir. Varios cinturones representan los años de relación antes de que un cinturón negro simbolice el día que nos casamos. Eso se suma a un par de cinturones más que representan años de matrimonio.
Un nuevo cinturón representa un día en que bebió de más y me golpeó con él. Me dolió tanto que aún lo siento a día de hoy pero para mi consuelo ya no hay más cinturones de matrimonio. El mismo cinturón que marco mi piel fue el mismo que le arrebató el aire.
El siguiente cinturón lo use para hacer justicia. El día que vi a otra mujer golpeada en un callejón supe que mi afición por coleccionar cinturones no era una casualidad. Ellos eran mi arma con las que traería la justicia al mundo. Ese mismo cinturón termino dejando su marca roja en el cuello del hombre que golpeo a su mujer.
El resto de cinturones ya no hablan de mi. Cada uno de ellos trata de la marca roja que dejan en los cuellos antes de que un nuevo monstruo deje el mundo de los vivos. Y de este tipo de cinturones tengo muchos.
Y el último cinturón no tiene una historia que contar. Porque no se trata de lo que haya ocurrido si no de lo que ocurrirá en unas pocas horas. Cuando este cumpliendo la función por la cuál existe. Supongo que a estas alturas ya sabrás de que función se trata pero esa no es la pregunta que debes hacerte. No debería importante él que, si no el donde ocurrirá.
Eso no puedo contártelo. No debes saberlo. Podría ser muy lejos o muy cerca de ti. Incluso podría estar detrás tuya o de alguien que tú conoces. Lo que es seguro es que dentro de muy poco tiempo un monstruo caerá y una persona será liberada.





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