Insomnio - Pilar Murillo


                                                


Vueltas y más vueltas en la cama, sudor. Despojarme de mantas. Nuevamente otra postura. Me apetece hacer el pino poner mis piernas en alto y mi cabeza que se quede al revés.
El tic-tac del despertador taladra mis tímpanos… ¿y ese ruido? ¿Puede atravesar las paredes el sonido del vecino al evacuar sus aguas residuales? Me temo que sí. La cisterna aún se oye más fuerte. Más vueltas, atravesarme en la cama, enciendo la luz, las cuatro de la mañana. ¿qué ha pasado? Ese maldito café con hielo debió ser la razón.
Intento relajarme, pensar en cosas bonitas, eso a veces funciona, nada de preocupaciones aunque las haya… relax. Un día soleado, un prado verde donde al tumbarme veo las nubes pasar, nubes con formas diversas… ¿Un corazón? Esa forma hace que me desconcentre… ¡Ay, el amor! Ahí llega ese loco pensamiento que deja de ser pensamiento para ser un sentimiento. Se escapa un suspiro. “¿Suspiráis Ofelia? No es el momento de forjarte falsas hipótesis, Hamlet te ama, aunque no lo demuestre, paciencia.
Otra vuelta más, ya estamos haciendo que la imaginación trabaje, aunque sean pequeñas ideas… Finalmente me levanto a las siete de la mañana sin haber pegado ojo, ¡maldito café!





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