¡Menos mal que no puse un circo! - Marga Pérez


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-¿Me dice que le cuente cosas de mi, de mi pasado, de mis recuerdos... ? no sé si dará buena suerte traer al presente todo lo malo que me sucedió porque no puedo contar más que desgracias...
-Cuente lo que quiera, quiero conocerle, tranquilo, le dijo un joven desconocido . Iba acompañado de una chica muy guapa que le puso un micro en la solapa del pijama mientras le sonreía...
-Pues ¿sabe? ya quedé marcado en mi nacimiento, desde entonces pude intuir como iba a ser mi vida...pero sólo ahora que soy mayor me doy cuenta de lo gafe que soy. Nada que ver con lo que intuía...mire, tengo los dedos cruzados por si acaso¿sabe?
-No se preocupe, hable sin miedo, le escucho
-Mi madre me tuvo, creo que hace ochenta años, sin saber que venía, bueno... lo supo cuando empezó a tener dolores y en el hospital le dijeron que estaba de parto. En tres horas nací ¿sabe? Para mi madre debió ser una suerte tener un embarazo tan corto, tan sólo de tres horas, porque el resto de los meses la estaban tratando de un problema intestinal . ¿Sabe? Luego supieron que no existía... no abrieron una investigación al médico que la trató pero...¡ya se sabe! Ahora hay muchos que no estudiaron y les dan un título, pero entonces... si el médico te decía que tenías un trastorno intestinal...te lo creías y lo tenías.
Pues...si para mi madre fue una suerte tener un embarazo tan corto para mi fue una desgracia. Le digo, como no me esperaban no tenían cuna ni ropa... y eso no era lo peor. Por no tener no tenían habitación para mi, dormía en una cesta de la ropa en un espacio minúsculo que habían despejado entre su cama y la puerta, encima de un cajón con productos del pueblo: chorizo,jamón, patatas, fruta... El resto de la habitación estaba llena, casi hasta el techo de bolsas, cajas, paquetes... Esto era lo único que podían pagar cuando se instalaron en Barcelona recién casados. Tampoco tenían nombre, bueno, me inscribieron como Sinesio en el registro porque había que hacerlo. Sólo mi padre me llamaba Sineso, sin i. Por eso me lo pusieron...como no lo tenía...Además mi padre era de Badajoz y lo decía con mucha gracia... Cuando el y mi madre llegaron a un acuerdo...¿sabe? mi madre tenía mucho carácter, pues recibí el nombre de mi abuelo materno : Francisco ¡Ni eso era mío! Me convertí para mi familia en Paco y en Sinesio para el resto del mundo ¡fuerte desgracia!
... ... ... ... ... ... ... ...
-¿Quiere que paremos un poco?
- No, estaba pensando en mi infancia ¡hace tanto tiempo!... ...
En la escuela pesaba mucho llamarse Sinesio. No era un nombre habitual y menos en Cataluña. Fui centro de las burlas de compañeros y blanco de los profesores. Desde el primer día se quedaban con mi nombre y lo repetían para todo: Sinesio, a la pizarra; Sinesio, cállate; Sinesio, al director; Sinesio, castigado sin recreo. Fui el cabeza de turco de todo lo que pasaba. Los nombres de los demás no los aprendían hasta bien entrado el curso y yo, por ser Sinesio, cargaba con todo, sobre todo con lo malo.
En la adolescencia hubo un salido que vio en "Sineso" algo sexual que ninguno antes había visto y pasaron a llamarme así, como mi padre, pero... ¡¡con una mala leche!!. Era tímido pero los atributos de macho le aseguro que los tenía, es más, aún los conservo y lo puedo demostrar...
- No hace falta , no hace falta, le creo... Dijo riendo
-Desde que salí de la escuela me pasó de todo, y nada bueno. Las chicas me rehuían. La única novia que tuve me dejó enseguida por Antonio, mi primo. Con el tiempo me enteré que desde el principio iba por el, yo sólo había sido el trampolín...y hablando de trampolín, resbalé un verano en uno y al caer rompí un brazo...pasé todo el verano metido en casa sin poder bañarme, bueno, de éstas hubo unas cuantas ¡ni me acuerdo! sólo con decirle que rompí las dos piernas por varios sitios, los dos brazos, uno dos veces, la nariz y dos dedos del pie derecho, se dará cuenta de mi mala pata ¿no? Pues eso. En cinco años casi quedo en condiciones de optar a una pensión por minusvalía, pero eso sería mucha suerte para mi.
- A lo mejor tiene mejores recuerdos del trabajo...
- No creo, desde que empecé a trabajar dos empresas quebraron, tres hicieron ERES y me dejaron en la calle, cuatro dejaron de pagarme o no lo hicieron en ningún momento, me iba yo. Y en las demás me explotaron con mucho descaro. Ya sabe, la mala suerte rara vez viene sola... Mi vida siempre fue cuesta abajo ... ¡Vamos!puedo decir que lo mio era con tendencia a empeorar. Quedé definitivamente en la calle cuando ya no pude pagar la habitación...Dígame ¿Se puede estar peor?
Después de varios años vagabundeando de aquí para allá creí que había cambiado mi suerte. No sé muy bien cómo fue...lo tengo como borroso... sé que entré a vivir en la residencia pero no cómo lo conseguí ¡Vaya lujo! Tenía una habitación con Miguel. El había tenido más suerte que yo y se había casado. Una hija, lo visitaba todas las semanas. Le llevaba comida y tabaco a escondidas. No estaba permitido y cuando se iba me daba chocolate. Lo comía rápido para que no me lo quitasen, hay una trabajadora malencarada de la que no me fío un pelo... pero mi racha de buena suerte duró muy poco.
Una noche me desperté sudando. Había luz en la habitación y vi el humo. La cama de Miguel estaba ardiendo por los cuatro costados, las cortinas también. Salí como pude de la habitación y desperté en el hospital. Ahora estoy solo y no recibo visitas. ¡Bueno! menos ustedes ¿me dijeron que eran...?
- Somos de la tele,Sinesio, le dijo el joven. Estamos buscando personas para un programa nuevo
- ¿Voy a salir en la tele?
- Ya le avisaremos, esto es una prueba de sonido, si la pasa haremos otra de imagen...no se preocupe, cuando acabemos hablamos. ¿Es usted legalmente autónomo? ¡vamos! puede firmar , tener cuenta en el banco...
- Si... pero no tengo nada.
- A partir de ahora empezará a tener. Firme aquí.
Sinesio nunca se enteró que aquellos jóvenes le habían desplumado. Tampoco se enteró que había recibido una herencia millonaria de un familiar lejano que había muerto sin herederos directos.
El bufete de abogados que lo había tramitado era la tapadera de una trama corrupta de estafadores de ancianos solitarios que alcanzaba a empleados de banca y personal de residencias.
Y Sinesio siguió contando lo gafe que era, añadiendo historias reales de su mala suerte a quien quisiera escucharle.









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