La niebla se ha adueñado de mi mente, apresando en sus garras mis ansias y mis pensamientos, como si se tratara de una sábana blanca ocultando un piano hermoso en una casa deshabitada.
Todos mis sentidos se expresan a través de esa bruma espesa y blanca. Ya no hay claridad, ni sol, ni luna, ni sonrisas. Solo una especie de tristeza infinita acompañada de una apatía desconocida. Pero sé que esto es un paréntesis, quizá un tiempo necesario para volver a la vida con más fuerza, como ese piano hermoso al que le quitan la sábana que lo cubre, y lo limpian, y lo afinan, cuando regresan sus dueños cargados de maletas de verano y sus notas vuelven a danzar en el aire animosas y alegres.
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