¡Qué mal rollo! vaya vergüenza que estoy pasando, sentado en el pasillo frente al despacho del director, esperando a mi madre. ¿Cómo explicarles que no hice burla al profesor? por hambre chupaba un caramelo de limón que me dio el abuelo. Ya sé que en clase no debo comer, pero tenía mucha hambre y el caramelo estaba tan ácido que una mueca de disgusto asomó a mi cara. Por desgracia, justo en ese instante, el profesor me miraba para preguntarme y pensó que le estaba haciendo burla. Se dio por ofendido y me envió al despacho del director, y ahora ¿cómo les convenzo?
¡Ah ya sé! les pediré, por favor, que antes de hablar prueben un rico caramelo de limón del abuelo, y cuando hagan un gesto de desagrado les explicaré que eso fue lo que me ocurrió.
Espero dé resultado, porque sino ¡me veo castigado todas las navidades!
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Qué bueno!!
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