Se encontraba ensimismado, divagando mentalmente sobre el destino de
la humanidad, intentando encontrar respuestas a las eternas dudas
existenciales: ¿A dónde vamos? ¿De dónde venimos? ¿Quiénes
somos? Intuyendo que sólo somos marionetas en el teatro
del mundo.
En esto que una voz le hace regresar al presente, era su madre
llamándole para cenar.
Sus elucubraciones mentales se terminaron por hoy, su estómago era
el que mandaba, pero quien más lo hacía era su madre.
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