Una drástica decisión - Gloria Losada







Sí, soy yo, no me mire usted de esa manera, ya sé que ha debido de ser un shock encontrarme aquí en estas circunstancias, después de tanto tiempo y de todo lo que se dijo de mi, pero no creo que haya sido el primero y seguro que no seré el último en tomar una decisión semejante. Estaba harto, harto de no poder arreglar el mundo, de que me intentaran acusar de corrupto, de que me rodeara una cohorte de ineptos que no me entendían y que además me exigían que siguiera al pie de la letras sus estúpidas instrucciones. Pues ahora que me lo pregunta no sabría yo decirle cual era el peor. La alemana era una hija de su madre, el francés un lameculos, el español un monigote inculto que casi no sabía hacer la o con un canuto.... En fin, que ser un político íntegro al servicio del pueblo llano es muy difícil, al menos para mi fue imposible y por eso me retiré a esta cueva. Ser eremita no es tan malo como algunos piensan, es mucho peor estar rodeado de imbéciles sin escrúpulos. Pues hala, encantado de saludarle y siga, siga su camino, pero por favor, no le cuente a nadie que me ha visto. Yo también tengo derecho a ser feliz.




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