El abuelo - Clara Conde

                                





Es Navidad y, como en los últimos años, mi padre y mi tío han ido a la residencia a buscar a mi abuelo para la comida.
El abuelo ya hace tiempo que no puede caminar y apenas tiene fuerzas en los brazos, y en cuanto oigamos el motor del coche detenerse ante la puerta, mi madre y mis tías saldrán corriendo, y entonces serán cinco personas sacando al abuelo y trasladándolo a la silla de ruedas, todos ellos con torpeza por la falta de costumbre.
El cuerpo del abuelo está muy ajado y lleno de dolores, pero su mente y su personalidad son las de siempre, así que pasará un rato incómodo sintiéndose inútil entre los brazos de sus hijos.
Y cada año me parece imposible que, mientras yo me doy cuenta, ellos sean incapaces de notarlo y actuar de otra forma.
Al final conseguirán entrar en casa y, para entonces, el abuelo estará de muy mal humor, acentuado también por el hambre, ya que cualquier otro día a estas horas ya casi estaría a punto de merendar.
Nos sentaremos alrededor de la mesa y antes del segundo plato, como mucho, mi abuelo se habrá dormido con la cabeza colgando hacia delante, y ojalá sueñe con nadar en la playa, que tanto le ha gustado siempre.
Aunque a veces he sospechado que finge; y así se evade de la conversación y de la celebración con esta familia que tanto le queremos, pero sólo una vez al año.


 
Licencia de Creative Commons

Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.

No hay comentarios:

Publicar un comentario