Sin desfallecer - Rufino García Álvarez




El camino era largo, pero él apretaba los dientes y no desfallecía. Había tramos fáciles, pero la mayoría de las veces todo se le hacía cuesta arriba. Caminar tanto le había enseñado, que para sortear las dificultades unas veces tenía que inclinarse hacia la derecha y otras hacia la izquierda. Era como manejar el timón de una embarcación.

Aunque era muy educado, internamente, despreciaba a los que veía plácidamente sentados a la vera del camino y no hacían nada por descubrir nuevos horizontes. Como aquella pareja que le observaba al fondo, había visto tantos así….

Mientras tanto la pareja comentaba:

-¿Se lo decimos?
- No, aún no está preparado. Cada vez que pasa a nuestro lado, nos saluda sin reconocernos.
- Ya, creo que va a ser mucho más duro para él de lo que fue para nosotros, enterarse de que vivimos en una puta cinta de Moebius.





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