La caza - Cristina Muñiz Martín


                                                       


Iba un troglodita de caza cuando se cruzó con un caballero con traje y sombrero. Éste le propuso trabajar para él, en lugar abrigado, evitando así el peligro de la caza. El troglodita no entendió bien lo que le decía, pero decidió probar. Así, haciendo uso de sus potentes músculos, pasó catorce horas descuartizando un mamut, separando minuciosamente las costillas, el solomillo, el lomo alto y el bajo, el pescuezo, la aguja,el pecho... Cuando hubo acabado, el caballero le dio dos bolsas de piel, encomendándole que una de ellas la entregara en el clan vecino en pago por cazar al mamut. La otra era para él. El troglodita hizo lo que le pidió, llegó a su casa y le entregó la bolsa a su mujer. Ella la abrió y miró sorprendida unos cuantos trozos de carne de la peor calidad y cinco huesos. Cuando se enteró de la historia se enfadó con su marido y le dijo qué debía hacer si volvía a encontrarse con el caballero. Al día siguiente, cuando el troglodita salió a cazar, el caballero ya lo estaba esperando. Pero esta vez, antes de que comenzara a hablar y lo convenciera, le dio un garrotazo en la cabeza y después continuó su camino en busca de una buena pieza para alimentar a su familia. Tuvo suerte: aún faltaba mucho tiempo para que se inventaran ciertas leyes y bastantes más para que los caballeros con traje y sombrero camparan a sus anchas por el mundo





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