Iba un troglodita de caza cuando se cruzó con un caballero con traje
y sombrero. Éste le propuso trabajar para él, en lugar abrigado,
evitando así el peligro de la caza. El troglodita no entendió bien
lo que le decía, pero decidió probar. Así, haciendo uso de sus
potentes músculos, pasó catorce horas descuartizando un mamut,
separando minuciosamente las costillas, el solomillo, el lomo alto y
el bajo, el pescuezo, la aguja,el pecho... Cuando hubo acabado, el
caballero le dio dos bolsas de piel, encomendándole que una de ellas
la entregara en el clan vecino en pago por cazar al mamut. La otra
era para él. El troglodita hizo lo que le pidió, llegó a su casa
y le entregó la bolsa a su mujer. Ella la abrió y miró sorprendida
unos cuantos trozos de carne de la peor calidad y cinco huesos.
Cuando se enteró de la historia se enfadó con su marido y le dijo
qué debía hacer si volvía a encontrarse con el caballero. Al día
siguiente, cuando el troglodita salió a cazar, el caballero ya lo
estaba esperando. Pero esta vez, antes de que comenzara a hablar y lo
convenciera, le dio un garrotazo en la cabeza y después continuó su
camino en busca de una buena pieza para alimentar a su familia. Tuvo
suerte: aún faltaba mucho tiempo para que se inventaran ciertas
leyes y bastantes más para que los caballeros con traje y sombrero
camparan a sus anchas por el mundo
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