Esta
historia me resulta por lo menos singular, soy una persona que
presumo de no ser racista, puedo armar grandes debates sobre esto.
El caso es que tampoco soy de debates, más bien me gusta escuchar y
estar callada, todo muy contradictorio.
Pero un día en mi trabajo, claro eso
tampoco lo sabíais, soy funcionaria de la Sanidad Pública, tenia
que pasar a los acompañantes de una sala para otra, no es nada
difícil ¿verdad? Algo que tenemos que hacer a diario, y a eso me
dirigí, todo muy bien, comenzaron a moverse muy tranquilos ellos,
claro que también les explico el porqué, aquello es zona estéril,
cualquier cosa que hablen lo oye su familiar y se pone más nerviosa,
y había una habitación para el médico de guardia, que como todos
entenderían era bueno para todos que estuviera descansado, pues así
siempre podría atender mejor a las enfermas.
El caso es que entre
todo esto, una persona se volvió a mi, y me dijo: ¿Usted no tiene
hijos verdad? Tenia tres, pero no contesté. Y de repente se armó
la marimorena, toda una familia gitana en mi contra, me puse seria,
amenacé con llamar a seguridad y todo se calmó, menos una mujer que
lanzó sapos y culebras por esa boca, entre ellos me lanzó una
maldición. Una maldición a quien no creía en ninguna de esas
cosas, ella se quedaría tranquila, pero yo más, había cometido mi
trabajo en no mucho, que esto todo parece sencillo, pero cuando una
hija va a dar a luz, todos los familiares quisieran estar con ella
por lo menos en el paritorio ¿os imagináis que se arma todos los
días por estas tonterías?
Bueno se acaba el turno, antes tuvimos tres partos, entre ellos la
gitana, que fue un encanto, en realidad los dos, se deshacían
en
agradecernos lo bien que los habíamos tratado, estaban llenos de
felicidad, por su hijo claro. Ya nos pasamos todo a las compañeras
y nosotras para casa, generalmente se va contenta, cierto que es un
trabajo agradecido lo mejor del hospital aunque a veces se pasa mal
durante él, pero casi siempre lo solucionan ese equipo médico
y de matronas, que son unos fenómenos y todo acaba con
alegrías. Ya en casa rememoro todo lo que pasó en mi trabajo,
generalmente como siempre me trae alegrías, fenomenal, pero hoy.....
hoy, algo que nunca hice, me dio por pensar en la maldición pero
¿bueno quien soy yo? ¿La persona adulta que me casaba con 50 años,
que tenía todo preparado? ¿O la tonta que ahora después de llevar
tropecientas mil empiezo a dudar?, el caso que tuve un montón de
contradicciones, me ingresaron en la UVI, no sabían cómo estaba, a
mi novio de aquella hasta que no supieron nada fijo no quisieron
decirle nada, cuando me vio no sabía qué decir, la suerte es que ese
dia me bajaron a planta, yo como todavia estaba con el influjo solo
se me ocurrió decirle que estaba a tiempo, que sería cargar con una
enferma toda la vida, la verdad, sus palabras fueron estas: contigo
en lo bueno y en lo malo, aquí acabó mi maldicion
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario