La maldición - Angelina Fernández Sánchez


                                                  


Esta historia me resulta por lo menos singular, soy una persona que presumo de no ser racista, puedo armar grandes debates sobre esto. El caso es que tampoco soy de debates, más bien me gusta escuchar y estar callada, todo muy contradictorio. Pero un día en mi trabajo, claro eso tampoco lo sabíais, soy funcionaria de la Sanidad Pública, tenia que pasar a los acompañantes de una sala para otra, no es nada difícil ¿verdad? Algo que tenemos que hacer a diario, y a eso me dirigí, todo muy bien, comenzaron a moverse muy tranquilos ellos, claro que también les explico el porqué, aquello es zona estéril, cualquier cosa que hablen lo oye su familiar y se pone más nerviosa, y había una habitación para el médico de guardia, que como todos entenderían era bueno para todos que estuviera descansado, pues así siempre podría atender mejor a las enfermas. El caso es que entre todo esto, una persona se volvió a mi, y me dijo: ¿Usted no tiene hijos verdad? Tenia tres, pero no contesté. Y de repente se armó la marimorena, toda una familia gitana en mi contra, me puse seria, amenacé con llamar a seguridad y todo se calmó, menos una mujer que lanzó sapos y culebras por esa boca, entre ellos me lanzó una maldición. Una maldición a quien no creía en ninguna de esas cosas, ella se quedaría tranquila, pero yo más, había cometido mi trabajo en no mucho, que esto todo parece sencillo, pero cuando una hija va a dar a luz, todos los familiares quisieran estar con ella por lo menos en el paritorio ¿os imagináis que se arma todos los días por estas tonterías? Bueno se acaba el turno, antes tuvimos tres partos, entre ellos la gitana, que fue un encanto, en realidad los dos, se deshacían
en agradecernos lo bien que los habíamos tratado, estaban llenos de felicidad, por su hijo claro. Ya nos pasamos todo a las compañeras y nosotras para casa, generalmente se va contenta, cierto que es un trabajo agradecido lo mejor del hospital aunque a veces se pasa mal durante él, pero casi siempre lo solucionan ese equipo médico y de matronas, que son unos fenómenos y todo acaba con alegrías. Ya en casa rememoro todo lo que pasó en mi trabajo, generalmente como siempre me trae alegrías, fenomenal, pero hoy..... hoy, algo que nunca hice, me dio por pensar en la maldición pero ¿bueno quien soy yo? ¿La persona adulta que me casaba con 50 años, que tenía todo preparado? ¿O la tonta que ahora después de llevar tropecientas mil empiezo a dudar?, el caso que tuve un montón de contradicciones, me ingresaron en la UVI, no sabían cómo estaba, a mi novio de aquella hasta que no supieron nada fijo no quisieron decirle nada, cuando me vio no sabía qué decir, la suerte es que ese dia me bajaron a planta, yo como todavia estaba con el influjo solo se me ocurrió decirle que estaba a tiempo, que sería cargar con una enferma toda la vida, la verdad, sus palabras fueron estas: contigo en lo bueno y en lo malo, aquí acabó mi maldicion







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