¡Mi nariz! - Marian Muñoz

                                       


Íbamos todos como una piña, bien juntitos, pegados a Juan para no tropezar y caer, ya que el haz de luz de la linterna iba lentamente menguando.  Menos mal que por precaución siempre la llevaba, y puesto que el anochecer nos había pillado en aquel bosque, algo alejados del autobús en el que habíamos viajado, la linterna era nuestra salvación para volver a casa.
De pronto dejó de emitir su débil luz, Juan la agitó furiosamente para remover las pilas y que siguieran cumpliendo su función,  con tal mala fortuna y al no ver nada en aquella oscuridad, propinó un buen golpe con la misma en el puente de la nariz a Fran, dando un grito desgarrador por el daño recibido.  Fractura nasal por contusión fuerte, decía el parte del hospital





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