Para su cumpleaños le regalé a mi
novio un salto en paracaídas. Había
quedado con mis amigas en mandarles un emoticón
para decirles qué cara había puesto al recibir la sorpresa. No supe
cuál elegir, pues quedó mudo, no sé
si de miedo o de satisfacción. Hemos ido hoy. Él a saltar. Yo a
verlo. En el regalo iba incluido un vídeo sobre la caída. Dice que
no me dejará verlo. No hace falta. Esta vez no hay duda
sobre el emoticón. Tengo buen olfato.
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