La
lluvia
caía con fuerza dejando que un reguero de agua marrón, sucia,
limpiara las aceras. Caminaba despacio, mirando al suelo, mientras
sus zapatos viejos y rotos se encharcaban y dejaban de cumplir su
cometido. Levantó la vista y vio el humo gris que salía de la
chimenea
de la fábrica y subía al cielo en una pirueta imposible. Un día
había trabajado allí dentro. Madrugaba mucho y pasaban muchas
horas antes de regresar al hogar. Se quejaba, pero hoy deseó volver
al pasado, deseó quejarse, deseó tener trabajo, y dinero y una
familia como la que entonces tenía. Se sentó en el suelo
encharcado, con la espalda arrimada a una pared igualmente mojada.
Tomó un trago de su cartón de vino tinto. Deseó morir. Ese fue el
único de sus deseos que se cumplió.
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