Como no podía ser de otra manera, era alto, demasiado alto, por eso era un rascacielos.
Vértigo, mareo, desequilibrio…así se sentía.
¡Quería tocar el agua!,¡Oh no, el aire no era su elemento!
Quería adentrarse en el mar, nadar en las profundidades para buscar tesoros inéditos.
Descubrir el misterio, el secreto, el milagro que habita y compone al hermano agua y del que un día la ciencia nos hablará como una gran revelación.
Bajó transportada en un rayo de luz y sumergiéndose siguió a los peces sabios que ya conocían toda la verdad.
Y se asomaba cada día en la espuma de las olas ofreciéndole al rascacielos una canción de paz.
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario