Soledad - Marga Pérez

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Antes de que desaparezca el día por el porche de atrás Sole enciende la vela, y, en procesión, atraviesa la casa con ella encendida perfumándola hasta que llega al salón: abre las cortinas y la posa en la ventana.
Sole repite este rito cada atardecer, cuando ya se cuela el frío por las rendijas.
Y antes de que desaparezca el día por el porche de atrás los espíritus acuden a la llamada. Lo hacen por la puerta de alante, como les corresponde, por la principal.
Sole los recibe sonriente, los conoce, son de su familia. Vienen todos cada noche pero no todos, cada noche, están con ella.
Tía Delfina, la mayor, entra mirando a todos por encima del hombro ¡ Pobrecilla! pidió antes de morir que le torciesen la cabeza para no mirar de frente, como todos los difuntos y así se quedó. Hasta levanta la solapa del cuello para disimular la rigidez. Sole cree que su personalidad hace juego con esta pose tan poco mortuoria y le quita importancia como siempre hizo con ella y sus cosas. Sus hermanas también entran, riendo. Sara y Luz rien sin parar. Murieron riendo. Drogas, alcohol, velocidad, rock and roll. Tía Delfina mira para otro lado, eternamente para otro lado.
Bamboleando la capa española al ritmo de su cojera hace su aparición el tío del lunar. Como si de un prestidigitador se tratase habla con Sole a la vez que con los demás, sin crear confusión ni malos entendidos.
Es encantador. Despliega simpatía y glamur a su paso.
El abuelo Pepe llega arrastrando los pies... y su matamoscas. En vida fue un objeto que le caracterizó y una vez muerto no lo quiso abandonar. Allí dónde va le acompaña. No atina a matar ninguna pero mueve el aire con tanto brío que Sole siempre comprueba si la ventana está bien cerrada. Alguna vez llegó a apagar la vela que, como alma que lleva el diablo, ella volvió a encender .
- Los espíritus son muy sensibles. Interpretarían mal la oscuridad . Sería una pena que no volviesen. Piensa Sole.
La yeya, aunque viene, nunca está. Se entretiene consigo misma. Mira dentro del armario como si la vida le fuese en ello, como si se buscase, allí, escondida.
Sole se encuentra a gusto con sus espíritus. Algunas veces vienen algunos desconocidos. También son de la familia. Son los mejores. Necesita tiempo para conocerlos, para que la conozcan. Al principio están tímidos y se dejan sentir muy sutilmente: un murmullo, un roce en la piel, un objeto que se mueve... Sole les habla, se deja acariciar, siente su frío...hasta que un día se hacen visibles, le acompañan, le contestan, hasta se ríen con ella...
Algunos incluso protagonizaron escenas violentas, discusiones...Sole en esos casos cierra los ojos y se tapa los oidos con las manos. Como cuando era pequeña. Por arte de magia desaparecen de su lado y su madre, como cada noche, la abraza. Vuelve el silencio...y Sole queda dormida en sus brazos...
...Regresa a la infancia. Hoy empieza el colegio. No quiere ir. Su hermana recién nacida la echa de casa. La bebé queda con su mamá. Sole llora, chilla, suplica, devuelve el desayuno. Su padre, con cariño, la lleva al coche. Para frente a una parada del autobús del colegio y pide a las niñas que allí están que suban a el. Que acompañen a Sole hasta el colegio. El las va a llevar. Todas cantan en el coche mientras el padre conduce sonriente. Sole deja de llorar...pero lo vuelve a sentir. Grita en sueños : ¡mamá! ¡no me dejes! Despierta agitada. Le cuesta respirar...
La habitación está vacía. Hace tiempo que la vela se apagó y Sole está acurrucada en su sofá buscando algo de calor en si misma.Está muerta de frío. No sabe dónde se encuentra ni qué hora es pero siente un hambre feroz. Va a la cocina a trompicones a prepararse algo. En la nevera encuentra una olla de macarrones con carne que come tal y como están, ayudada por una cuchara que ve cerca. Es noche cerrada. Echa de menos a los suyos. Quiere que vuelvan. Necesita que vuelvan. Temblorosa, enciende una vela para llamarlos. Tropieza con la alfombra al llevarla hasta la ventana y cae. No se puede levantar pero no le importa. La vela sigue encendida. Uno a uno los ve acercarse. Se sientan a su lado y cantan: al corro de la patata, comeremos ensalada... al pasar la barca me dijo el barquero... La luz de la habitación es cegadora. Siente mucho calor en la cara. Respira con dificultad. ..
En medio de la luz y de aquellos que la rodean ve una mano que la invita a avanzar. Se agarra a ella con fuerza y camina a su lado confiada. Antes de pisar el tunel descubre a sus padres . A su lado sólo siente paz...
... ... ... ... ... ...
Los bomberos no pudieron salvar a Sole. Cuando entraron en la casa yacía muerta al pie de la ventana.
El Ayuntamiento decretó dos días de luto oficial por su nonagenaria vecina. Silenciosos, frente al nicho, lloran por su soledad .






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