Concejo - Dori Terán


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El alcalde marchó borracho de la reunión y eso que no se había probado ni una gota de alcohol en la misma. Era la borrachera que se produce cuando en el cerebro se empiezan a liar el hemisferio izquierdo que rige la parte verbal, la aritmética y la lógica con los circuitos neuronales del hemisferio derecho que está especializado en sensaciones, sentimientos y en habilidades especiales visuales y sonoras como la música o el arte. Javier tenía más desarrollada la parte derecha por lo cual en cualquier asunto que se tratase predominaba en él la imaginación y la creatividad, aunque tampoco era manco en el dominio de las capacidades que son regidas por la parte izquierda. Experto en expresión oral clara y fluida, transmitía en los discursos y comunicaciones una habilidad importante de análisis y razonamiento. Un poco más floja era su maña para resolver problemas numéricos. Estaban celebrando un concejo en el pueblo donde desempeñaba el cargo público de alcalde dirigiendo la administración municipal y presidiendo y representando al ayuntamiento o ajuntamiento como a él le gustaba llamarlo. En las últimas elecciones había sido escogido por los pocos lugareños que aún defendían su vida en la localidad Arrasó por goleada frente a los otros candidatos. La frescura de su juventud, la pasión sosegada, el espíritu de lucha insistente, las ideas ocurrentes ante los conflictos o tareas y la búsqueda continua de información para formarse, encandilaron a los votantes, pero sobre todo les atrajo poderosamente la forma serena de escuchar todas las sugerencias, quejas y propuestas le llegasen en el tono que le llegasen. Había quién quería gritar en sus argumentos creyendo dotarlos así de razón y rápidamente bajaba el tono porque la presencia, el gesto y la respuesta de Javier no dejaba lugar más que a la reconciliación de todos los elementos. Como solía decir con una amplia sonrisa:-“Estamos condenados a entendernos”. Alcalde pedáneo era el apellido del cargo lo cual implicaba que el pequeño término municipal estaría regido por otra localidad y ayuntamiento mayor. Muchas florituras y entendimientos legales con entidades superiores. A él como presidente de la Junta Vecinal le interesaba sobre todo la opinión y la expresión de los habitantes de la pequeña aldea, al fin y al cabo ellos eran los sufridores o beneficiarios de los asuntos que allí se cocían. Por eso conservó el modo de concejo abierto para tratar con ellos. De esta forma en reunión general de los vecinos, en asamblea de todos ellos decidían sobre el aprovechamiento comunal de prados y bosques, regadíos, la explotación del molino y otros asuntos económicos y también sobre actos administrativos y judiciales así como para dar autenticidad fuerza y eficacia en derecho a los documentos que se redactaban allí. En pocas pedanías se conservaba esta forma de consulta y comunicación pese a ser un sistema antiguo e histórico pues hizo su aparición ya en el siglo X en el Reino de Asturias y León en Navarra y en el Reino de Aragón y que en la evolución de su forma en el tiempo, dio lugar por ejemplo a la aparición de los fueros que concedían libertades a los pobladores y otros
privilegios que les enseñaron a autogobernarse más allá de la figura del rey. A Javier le llamaba la atención como ese aprendizaje se había perdido en nuestra época de dictadura donde todo se daba confeccionado y ordenado sin admitir más participación que la de la obediencia ciega. Para los más tímidos que se amedrentaban ante la euforia vociferante de otros en los concejos, había colocado un buzón en la puerta del consistorio y allí podían depositar por escrito todo cuanto se les ocurriese. Les animaba a que no tuviesen miedo y que fuera lo que fuese la misiva, se atreviesen a firmarlo. Todo sería escuchado y respetado. Tenía un amor especial a la participación de todos individualmente y en conjunto. Creía firmemente en el respeto por todas las opiniones, en contrastarlas, en negociarlas, en discernir las más convenientes, en aceptarlas en su mayoría y dentro del marco de la ley. Convocaba dos concejos ordinarios al año y si los asuntos a tratar así lo requerían también hacía algún extraordinario. Y si, la borrachera era segura. Las personas del pueblo llevaban al concejo su personaje y le daban rienda suelta. Allí Manolo que si las vacas de Juan le habían tirado el muro de la huerta, Julián que si el basurero estaba muy sucio y desordenado porque no se reciclaban los envases en el contenedor correspondiente, que si el perro de Tomás le meaba la puerta a a María…y todo eran conflictos. Pocas leyes podían solucionar estos problemas de educación para la convivencia y se lo explicaba con calma:-“No soy policía, ni juez pero podéis acudir a ellos con estos temas aunque yo intentaría primero un diálogo desde el sentido común, el respeto y la tolerancia.” Eran muchos los proyectos que él y Raúl el vicealcalde se traían entre manos para la mejora del bienestar de todos y figuraban en el orden del día. Se explicaban las gestiones realizadas, las leyes que las contemplan, las dificultades que se presentan, los “nones” de los de arriba. En más de una ocasión consiguieron movilizar a todos los vecinos y se manifestaron con pancartas, consignas y canciones ante las negativas de recursos por parte de los “mandamases” superiores. Otras veces fueron escritos y firmas registradas oficialmente en la institución correspondiente. Hasta llegaron a salir en la televisión, la radio y los periódicos y como la imagen que da votos siente el peligro de cerca, empezaron a llover confirmaciones y recursos para el pueblo. Las gentes del pequeño Orbaneja empezaron a comprender que la unión hace la fuerza y que ese era su poder. Y también comprendieron que a veces es el esfuerzo de uno y otro con este y con aquel el que resuelve trabajos. Nació la ilusión que emana de ser valorado, útil y agradecido. Es fácil llegar y ver dos, cuatro o seis personas colocando piedras para hacer un muro, descargando arena, limpiando un solar…embelleciendo, reparando, construyendo… El espíritu de cooperación y comunidad ha empezado de nuevo a brotar. En el próximo concejo se tratará entre otros un tema peliagudo, -” Concedida la subvención para el arreglo del suelo os traigo seis muestras diferentes, entre todos escogeremos una” Y esta vez sí, esta vez llevará la bota de vino llena del mejor rioja, ¡Que la borrachera sea de algo más que los cables del cerebro cruzados!
Adora Dori






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