Se fue convencida de que lo haría - Marga Pérez


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-¡Cómo creció esta casa últimamente! pensó en alto Asunción observando el edificio al que se encaminaba.
-Buenos días doña Asunción -la saludó una viejecita como ella- a hacer la compra ¿eh?
-Si, siempre hace falta algo, doña... -no le salió el nombre- vengo varias veces al día para no cargar con mucho peso. El super es como mi segunda casa ¿sabe?...
-Tenga cuidado al cruzar, los coches vienen como locos.
-Ya,ya, gracias.
A paso lento y titubeante llegó al supermercado. Se llenó de vida, movimiento, ruido y luz. Se aturdió un poco más de lo que ya estaba pero... Asunción supo por qué pasillo empezar. Siempre era el mismo. El de la derecha. El de las bebidas. Según lo recorría se vió observada por cientos de botellas que le daban la bienvenida. Unas le sonreían. Otras le hablaban...
-"No pesan los años ¿eh? pesan los kilos". Le dijo Fontvella guiñándole un ojo
-Que equivocada estás guapa. replicó Asunción mirándola fijamente. Cuando llegues a mis noventa y cinco años y peses mis cuarenta kilos, lo sabrás. Como ahora eres joven... sólo piensas en quitarte quilos...estás muy equivocada.
A su alrededor todas las botellas rieron y hablaron a la vez sin que Asunción entendiera nada. De repente una de Trina, bastante sabionda, le preguntó
-"¿Te atreves a ser natural?"
-¿Me preguntas a mi? Contéstate tu. ¡Vaya desfachatez! les das un poco de confianza y te acaban faltando .
-No le hagas caso -le susurró Solares al oido- le ponen color y piensa que es más que nosotras y, "sólo sabe a agua", como yo.
Las de agua se vinieron arriba y vitorearon a Solares que siempre había ido de humilde, por éso de no saber a nada. Las demás también quisieron sumarse a los comentarios.
-"No pierdas el sur" Asunción, "a veces lo necesitamos para no perder el norte". Le dijo Cruz Campo muy flamenca y cercana.
-Ya sabes que "la vida es como te la tomas"."¡ Destapa la felicidad !" Sé "la chispa de la vida". Entonaron a coro varias coca-colas tratando de animarla.
-Gracias chicas, gracias. Siempre que hablo con vosotras salgo más animada. Ya sabéis que no os puedo llevar porque pesáis mucho...os vendré a buscar cuando alguien venga a verme ¿vale?
Amstel puesta en pie gritó : -Asunción," empieza algo grande", ya sabes que "la amistad sale de dentro".
-"La meta está en ti". Le dijo gatorade dándole un abrazo.
Reforzada, Asunción recorrió errática los pasillos. Con las latas no quiso hablar. Eran frías y distantes. Duras y pesadas. Isabel era la única cercana. Solía llevarla pero "hoy no comemos con Isabel". Sólo la saludó con corrección, no fuera a pensar...
Las pringles se revolucionaron al verla caminar hacia ellas pero los donuts se adelantaron a saludarla
-"Empieza el día con una sonrisa" , le dijeron, e instintivamente Asunción correspondió con una gran sonrisa -Menos mal que os tengo, que me adoráis. No sé qué haría yo sola...
-"Cuando haces pop ya no hay stop"...oyó de las revolucionadas patatitas que le cortaron el paso sin que lo quisiera evitar.
-Por cierto chicas. ¿Con el pop nunca sé a qué os referís? ¿es hacer de vientre y no poder parar?...
Las pringles rieron con ganas. Una a una se fueron destapando para que Asunción oyera el pop que se producía con el vacío. Asunción también se animó a destapar pringles... pequeñas, verdes, rojas, grandes... no paraba de reir, ya no recordaba a qué había ido al super.
-Señora ¿ se encuentra bien? Una empleada viendo a Asunción hablando sola y abriendo cajas de pringles como una loca se le acercó.
-Si guapina, estoy estupenda. Mira, "cuando haces pop ya no hay stop".¡ Ja Ja Ja ! y siguió abriendo cajas de pringles.
-¿Me puede acompañar? La empleada quiso retirarla de las cajas de patatitas y de los curiosos que se habían arremolinado alrededor suyo.
-No señorita, estoy con mis amigas y a usted no la conozco de nada.
Asunción siguió absorta con los donuts que tiraban de ella hacia los panes de molde mientras le preguntaban si "le apetecía un día redondo". ¡Claro que le apetecía!
Asunción caminaba mal. Estaba aturdida. El ruido y la gente provocaron que tropezase con el estante de Bimbo que cayó desperdigando paquetes de pan a su alrededor. Se sentó en el suelo y abrazó con cariño un paquete familiar de molde que la besó y le dijo al oido "con el cariño de siempre" Asunción.
Todos la querían, menos aquella señorita que le arrancó de las manos el pan y seguía empeñada en llevarla con ella a la fuerza, no sabía bien a donde. Asunción siguió hablando con mayonesas, bolsas de congelados, estropajos, ambientadores, compresas y colonias. Veet le recordó algo que hacía tiempo que había olvidado :"siéntete deseada". No necesitaba depilatorio pero si sus consejos... Estaba en ésto Asunción cuando unos hombres vestidos de blanco se le acercaron. Estuvieron con ella muy cariñosos pero no eran sus amigos. Querían convencerla para que les acompañase. Asunción sólo hablaba con sus amigos: "el de casa"; el que "despierta a la vida"; el de"sabor al rojo vivo"; "un sabor qué maravilla"; y... "un poco de pasta basta...Gior".
En vista de que iba cada vez a peor decidieron ponerle una inyección para tranquilizarla. Asunción gritó a sus amigos pidiendo auxilio cuando vió la aguja pero no pudo evitar que se la pusieran y que, como por arte de magia, se hundiese entre brazos y caras de desconocidos.
Tumbada ya en la camilla hizo su último paseillo entre el clamor de todos y aún pudo escuchar el "aquí hay tomate" de su salsa preferida y a sus natillas un "¿repetimos?" Asun
Se fué convencida de que lo haría.








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