-¡Cómo
creció esta casa últimamente! pensó en alto Asunción observando
el edificio al que se encaminaba.
-Buenos
días doña Asunción -la saludó una viejecita como ella- a hacer la
compra ¿eh?
-Si,
siempre hace falta algo, doña... -no le salió el nombre- vengo
varias veces al día para no cargar con mucho peso. El super es como
mi segunda casa ¿sabe?...
-Tenga
cuidado al cruzar, los coches vienen como locos.
-Ya,ya,
gracias.
A
paso lento y titubeante llegó al supermercado. Se llenó de vida,
movimiento, ruido y luz. Se aturdió un poco más de lo que ya estaba
pero... Asunción supo por qué pasillo empezar. Siempre era el
mismo. El de la derecha. El de las bebidas. Según lo recorría se
vió observada por cientos de botellas que le daban la bienvenida.
Unas le sonreían. Otras le hablaban...
-"No
pesan los años ¿eh? pesan los kilos". Le dijo Fontvella
guiñándole un ojo
-Que
equivocada estás guapa. replicó Asunción mirándola fijamente.
Cuando llegues a mis noventa y cinco años y peses mis cuarenta
kilos, lo sabrás. Como ahora eres joven... sólo piensas en quitarte
quilos...estás muy equivocada.
A su
alrededor todas las botellas rieron y hablaron a la vez sin que
Asunción entendiera nada. De repente una de Trina, bastante
sabionda, le preguntó
-"¿Te
atreves a ser natural?"
-¿Me
preguntas a mi? Contéstate tu. ¡Vaya desfachatez! les das un poco
de confianza y te acaban faltando .
-No
le hagas caso -le susurró Solares al oido- le ponen color y piensa
que es más que nosotras y, "sólo sabe a agua", como yo.
Las
de agua se vinieron arriba y vitorearon a Solares que siempre había
ido de humilde, por éso de no saber a nada. Las demás también
quisieron sumarse a los comentarios.
-"No
pierdas el sur" Asunción, "a veces lo necesitamos para no
perder el norte". Le dijo Cruz Campo muy flamenca y cercana.
-Ya
sabes que "la vida es como te la tomas"."¡ Destapa la
felicidad !" Sé "la chispa de la vida". Entonaron a
coro varias coca-colas tratando de animarla.
-Gracias
chicas, gracias. Siempre que hablo con vosotras salgo más animada.
Ya sabéis que no os puedo llevar porque pesáis mucho...os vendré a
buscar cuando alguien venga a verme ¿vale?
Amstel
puesta en pie gritó : -Asunción," empieza algo grande",
ya sabes que "la amistad sale de dentro".
-"La
meta está en ti". Le dijo gatorade dándole un abrazo.
Reforzada,
Asunción recorrió errática los pasillos. Con las latas no quiso
hablar. Eran frías y distantes. Duras y pesadas. Isabel era la única
cercana. Solía llevarla pero "hoy no comemos con Isabel".
Sólo la saludó con corrección, no fuera a pensar...
Las
pringles se revolucionaron al verla caminar hacia ellas pero los
donuts se adelantaron a saludarla
-"Empieza
el día con una sonrisa" , le dijeron, e instintivamente
Asunción correspondió con una gran sonrisa -Menos mal que os tengo,
que me adoráis. No sé qué haría yo sola...
-"Cuando
haces pop ya no hay stop"...oyó de las revolucionadas patatitas
que le cortaron el paso sin que lo quisiera evitar.
-Por
cierto chicas. ¿Con el pop nunca sé a qué os referís? ¿es hacer
de vientre y no poder parar?...
Las
pringles rieron con ganas. Una a una se fueron destapando para que
Asunción oyera el pop que se producía con el vacío. Asunción
también se animó a destapar pringles... pequeñas, verdes, rojas,
grandes... no paraba de reir, ya no recordaba a qué había ido al
super.
-Señora
¿ se encuentra bien? Una empleada viendo a Asunción hablando sola y
abriendo cajas de pringles como una loca se le acercó.
-Si
guapina, estoy estupenda. Mira, "cuando haces pop ya no hay
stop".¡ Ja Ja Ja ! y siguió abriendo cajas de pringles.
-¿Me
puede acompañar? La empleada quiso retirarla de las cajas de
patatitas y de los curiosos que se habían arremolinado alrededor
suyo.
-No
señorita, estoy con mis amigas y a usted no la conozco de nada.
Asunción
siguió absorta con los donuts que tiraban de ella hacia los panes de
molde mientras le preguntaban si "le apetecía un día
redondo". ¡Claro que le apetecía!
Asunción
caminaba mal. Estaba aturdida. El ruido y la gente provocaron que
tropezase con el estante de Bimbo que cayó desperdigando paquetes de
pan a su alrededor. Se sentó en el suelo y abrazó con cariño un
paquete familiar de molde que la besó y le dijo al oido "con el
cariño de siempre" Asunción.
Todos
la querían, menos aquella señorita que le arrancó de las manos el
pan y seguía empeñada en llevarla con ella a la fuerza, no sabía
bien a donde. Asunción siguió hablando con mayonesas, bolsas de
congelados, estropajos, ambientadores, compresas y colonias. Veet le
recordó algo que hacía tiempo que había olvidado :"siéntete
deseada". No necesitaba depilatorio pero si sus consejos...
Estaba en ésto Asunción cuando unos hombres vestidos de blanco se
le acercaron. Estuvieron con ella muy cariñosos pero no eran sus
amigos. Querían convencerla para que les acompañase. Asunción sólo
hablaba con sus amigos: "el de casa"; el que "despierta
a la vida"; el de"sabor al rojo vivo"; "un sabor
qué maravilla"; y... "un poco de pasta basta...Gior".
En
vista de que iba cada vez a peor decidieron ponerle una inyección
para tranquilizarla. Asunción gritó a sus amigos pidiendo auxilio
cuando vió la aguja pero no pudo evitar que se la pusieran y que,
como por arte de magia, se hundiese entre brazos y caras de
desconocidos.
Tumbada
ya en la camilla hizo su último paseillo entre el clamor de todos y
aún pudo escuchar el "aquí hay tomate" de su salsa
preferida y a sus natillas un "¿repetimos?" Asun
Se
fué convencida de que lo haría.
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