Ser una estrella no lo es todo - Pilar Murillo


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Oh qué entretenido ha sido cuando han puesto en la tv “La Bella y la bestia”. Yo creía que era yo el raro, pero gracias a esos dibujos pude aceptarme tal y como soy. Ahí todas las cosas hablan; una tetera, una tacita, el candelabro… En fin que voy a contar que no se sepa. Yo ahora estoy en mi momento libre, recargándome, porque me tienen todo el día entre las manos, que nadie se sonroje, a veces tengo algún calentón y cuando pasa sus yemas de los dedos por mi pantalla siento hasta cosquillas, no pudo evitar vibrar suavemente. Sólo deseo que busque información en google o en youtube o que esté wasapeando, porque como digo su mano me envuelve y sus dedos me producen un inmenso placer. Ya cuando alguien llama yo me pongo como loco sonando para avisarla y poder tocar su oreja, porque gracias a lo que sea ella no usa ese invento de ponerse unos auriculares y hablar así. Mi dueña no es de las que van por la calle hablando solas, que parecen locas. Ella me acaricia para descolgar y luego como ya mencioné, deja que le acaricie el oído mientras a través de mí oye la voz de quien le llama. Cuando termina de hablar me guarda pero no por mucho tiempo.
A su lado me siento verdaderamente atendido y soy un privilegiado porque no hay momento que no me tenga cerca. A la hora de comer acompaño a los cubiertos sobre la mesa y ahí me sigue acariciando la pantalla una vez y otra y otra, hasta que terminando de comer me coge y me lleva con ella a donde vaya, hasta los momentos más íntimos es capaz de dejar cualquier cosa que esté haciendo que no tenga que ver conmigo para prestarme atención a mí que soy un aparato de lo más raro, plano y pequeño con tanta controversia como lo ha sido el tema sobre quién inventó el teléfono fijo. Si Antonio Meucci levantase la cabeza quedaría perplejo de lo que ha cambiado un teléfono y más si me conociese a mí personalmente que soy una especie de teléfono y PC incorporado con personalidad propia. No puedo si no dar las gracias a esas mentes maravillosas y superdotadas que han hecho todo lo que han podido gracias a sus conocimientos sobre la ciencia.
Yo sólo puedo decir que vibro de felicidad junto a ella y espero que mi vida sea muy larga para que tarde mucho en cambiarme por otro.
De pronto se oye una voz que dice:
.- Perfecto. Esta vez te ha quedado genial.
.- Puedo repetirlo si quieres y ponerle otra voz.
.- No, está muy bien así, eres buenísimo, ya me parece difícil dar vida a un teléfono móvil, cuanto más ponerle voz.
.- Bueno, soy actor de doblaje profesional, no es tan difícil.
.- Esperemos que le guste a la compañía el spot. Este teléfono es una estrella ya de por sí, pero nuestro anuncio es de película de Hollywood.
Se van todos del estudio de doblaje. Alguien ha dejado un móvil olvidado sobre una mesa que tímidamente comienza a vibrar. Es como si se sintiese sólo y abandonado. Si los teléfonos móviles llorasen… sería algo así.
De nada sirve ser una estrella, si al final estás más solo que la una.
Este es el precio de la fama.
En la calle se oyen villancicos y a través de la ventana se puede ver nevar. El móvil ha dejado de vibrar y la pantalla ha dejado de estar iluminada.





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