Siempre le habían aconsejado
que mirase hacia adelante, que el pasado es pasado y ya no tiene
solución, pero a Sofía le gustaba recrearse tanto en los buenos
recuerdos como en los malos.
En la mente de Sofía se
proyectó una película con una banda sonora melancólica.
_ eh!, un momento! (le dijo a
su mente desordenada) Nada de dramas, otra música, por favor, y otro
escenario; ese portal oscuro no me gusta nada, y lo que en él
aconteció menos.
Así fue que su cerebro
manipuló sus recuerdos y aquella película que pasaba por su mente,
se llenó de colores y se escuchó un reguetón con letra feminista.
_ Tampoco nos pasemos. (Dejó
escapar su pensamiento en voz alta, justo cuando pasaba una señora
mayor a su lado que se quedó mirando con cara de asombro, Sofía se
dio cuenta de que acababa de hacer el ridículo y como llevaba los
auriculares puestos concluyó de esta forma) Mira, te cuelgo, ciao.
Acababa de hacer una
interpretación para una completa desconocida que quizás jamás
volvería a ver, pero así era Sofía excusándose siempre y
queriendo quedar bien ante todo el mundo, cuando eso es imposible y
además absurdo.
Sofía iba sumida en sus
pensamientos y como no quería que su drama la anulase, o le frenase
su vida se ponía a repasar el último trabajo que tenía que
presentar para el departamento de filología hispánica, más
concretamente la asignatura de autores dramáticos; y como una cosa
lleva a la otra se ponía a recordar a Calderón de la Barca, autor
del siglo de Oro, de ese modo hacía un esquema mental repasando
fecha de nacimiento y su fructífera obra. Pero sólo una de sus
obras le vienen a la mente porque a Ines uno de los personajes del
Alcalde de Zalamea es forzada por el capitán de la guardia real.
En este punto Sofía lo deja y
recurre a Tirso de Molina pero aún es peor porque entonces le viene
a la memoria con la obra La venganza de Tamar. Y el argumento es así;
Amon desde que escucha la bella voz de Tamar se queda obsesionado con
ella, sin saber que es su hermana. Un día la hace llamar y en sus
aposentos intenta hacerla suya de la forma más violenta.
Sofía no quiere seguir con el
trabajo. Nunca le había resultado tan difícil terminar una tesis.
Todo tenía una razón y un “por qué”. Tan sólo hacía un mes
que al regresar a casa un chico que debía estar siguiéndola, entró
en su portal aprovechando que ella abre la puerta. Se mete con ella
en el ascensor y ahí le pone una navaja en el cuello. Lo siguiente
prefiere no volver a contarlo, pero debe hacer memoria. La policía
quiere todos los detalles para detenerlo. Lo primero sería recordar
su cara. Y la recuerda perfectamente. Tenía cara de niño, aunque no
lo era ya, quizás tenia veinticinco años a pesar de aparentar tan
solo diecisiete. Sea como sea le había destrozado su vida. No es
sólo lo que le decían sus padres y amigos íntimos “pasa pagina”,
“No recuerdes el pasado”. Ése violador no sólo la había
mancillado, además había hecho que se sintiese como una muerta en
vida, marcada para siempre. Había hecho que en ella naciese la
desconfianza.
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