Una
temporada en el infierno,
charlando con el Ángel Caído de nuestras cosas, sería mucho más
gratificante que empezar el día con una pataleta
interminable. ¿Dónde está Herodes cuándo se le necesita?
Soy
una mala madre del demonio, dicen a mis espaldas las mamás del
whatsapp. Lo sé. Y hasta me enorgullezco de ello.
Cuanta
santa de saldo hay en esos grupos. Que Dios nos coja confesadas.
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