Hace años que no dejo caer mis trenzas
largas por la ventana, no soy Rapunzel aunque a veces creo estar
encerrada en una torre sin puerta, sólo una ventana. Una bruja
malvada me ha dejado allí de por vida.
Nunca creí ser una princesa, ni una
cenicienta que espera que un príncipe la sacará de tanta mala
suerte. Dejé de decir esa frase de que “hay que besar a muchos
sapos para encontrar al príncipe azul”
Los cuentos son cuentos y dejar de
hacer el cuento es mi pretensión, de éste modo seguiré tomando las
riendas de mí vida, le pese a quien le pese y me juzgue quien me
juzgue.
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