Contenta
y alegre porque su operación había salido bien, Olivia regresaba
encantada a casa, tras pasar unos días en el hospital, para
recuperarse se alojó más de un mes en una residencia y ya estaba
preparada para retomar la normalidad en su vida.
A
pesar de cargar con una pequeña maleta, pasó antes por el súper
para comprar algo de cena y productos de belleza, tanto tiempo
dependiendo de otros para lo imprescindible, había dejado huella de
cansancio en su cutis y muchas canas en su cabello, algo que debía
remediar cuanto antes.
Mientras
caminaba se recreaba con la imagen de estar sentada en su sofá con
una copita de vino en la mano y unas ricas lonchas de jamón ibérico
en un plato, su tentempié favorito. Abrió nerviosa la puerta del
portal, en el ascensor iba buscando con premura la llave para en
cuanto saliera al descansillo abrir rápido la puerta y descalzarse,
aquellos zapatos eran bonitos, pero también incómodos y tantos días
seguidos con ellos le habían hecho mella en sus juanetes.
Sorprendentemente
la llave no entraba correctamente, tan sólo un poquito, ni siquiera
giraba en la cerradura. Desconcertada, probó con otra parecida,
pero tampoco logró su propósito. Cansada como estaba, deseando
descalzarse y poder tumbarse en el sofá, no podía hacerlo porque la
puñetera llave no se movía. Sentándose en un peldaño de la
escalera, cogió su móvil y llamó a su compañía de seguros, tras
explicar lo ocurrido le enviaban un cerrajero para ayudarla.
Hora
y media moviendo la mano para que la luz del descansillo no se
apagara dejándola en penumbra, la dejó agotada. Por fin apareció
un hombre, con más pinta de ser profesional de la ganzúa que
cerrajero, quien tras pedirle justificación de que esa era su
vivienda, en dos segundos abrió la puerta.
Del
interior del piso salía el sonido de un televisor a todo volumen.
El cerrajero reculó por si había okupas y se repartían bofetadas
por la intromisión, aunque quedó a la espera debido a la incipiente
curiosidad, advirtiendo a la dueña que fuera precavida, ese tipo de
gentes no se andan con chiquitas y pueden ser violentos. Con lo
cansada que estaba Olivia, no lo pensó ni un segundo, más bien echó
mano de la bolsa del súper sacando un bote de laca que pensaba
gastar en peinarse y ponerse guapa al día siguiente, se adentró con
él en su hogar como si fuera un arma.
A
la par que ella entraba, salían por el pasillo un hombre y una
mujer, que al sentir presencia en la puerta, se acercaban para ver
que ocurría. En el momento que se tropezaron de frente, Olivia
esparció laca en la cara de la pareja, quienes empezaron a chillar,
maldiciendo la osadía de la mujer y llamándola loca e insultos más
contundentes. La propietaria no hacía más que gritarles que se
fueran de su casa, produciéndose todo este jaleo ante los ojos
atónitos del cerrajero quien asustado, comenzó a llamar a
emergencias.
Al
oír el griterío, salió una vecina del piso de enfrente, quien
entrando a la carrera consiguió quitar a Olivia el bote de laca,
intentando calmarla e interesándose por las lesiones de los okupas.
Diez minutos más tarde llegó la policía para aclarar los hechos,
poner orden y calmar al personal.
¿Qué
había pasado? El cerrajero, testigo directo de los hechos, quedó de
piedra cuando se enteró de la verdad.
Olivia
al tener conocimiento de su operación y sabiendo que iba a pasar más
de un mes en una residencia recuperándose, le preocupaba que al
vivir sola quedara su vivienda vacía y a merced de que alguien la
ocupara ilegalmente, pidiendo a los vecinos de enfrente que cuidaran
del piso e incluso se alojaran en él mientras ella no estuviera. La
operación de cataratas fue tan bien, que ahora veía perfectamente,
pero el recuerdo que tenía de sus vecinos con visión borrosa no la
permitió reconocerles al volver a verlos. La puerta estaba atascada
porque la pareja había metido la llave por dentro como método de
seguridad, no pudiéndose abrir desde el exterior.
Después
de todo el jaleo y tras unos días de reposo de los vecinos al verse
afectados por la laca, Olivia para que les perdonara, les pagó dos
semanas de vacaciones en un todo incluido en Canarias. Cara le salió
la operación.
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