En
la costa lucense, en donde las leyendas se juntan con la cultura y
las costumbres de la gente del lugar, existe una playa con la arena
Blanca como el nácar y el agua es cristalina, el mar canta su
serenata como si de una sirena se tratase, te envuelve y te mece de
tal manera que los sentidos se pierden entre la brisa marina. Una vez
que te metes en el océano las olas te acunan suavemente y en la
transparencia de sus aguas te deleitan con las imágenes más
hermosas del fondo marino. Es increíble que exista tanta hermosura y
no sea conocida, o una auténtica fortuna para que esta obra de la
naturaleza no sea mancillada por la humanidad.
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