La piedra afrodisíaca - Cristina Muñiz Martín


                                             



En una mano la copa de brandy, en la otra un cabujón. Su mujer había leído en una revista que el cabujón, introducido en el brandy, confería a éste propiedades afrodisíacas. Lo hizo, receloso, pues no era amigo de mitos o hechicerías. Sin embargo, sin haber agotado aún el último trago, comenzó a excitarse. Buscó a su mujer e hicieron el amor como no recordaban haberlo hecho en mucho tiempo. Después durmieron satisfechos, él por recobrar su virilidad perdida, ella porque ante la negativa de su marido a acudir al médico para tratar su impotencia, por fin se había decidido a disolverle una pastilla de Viagra en la sopa de la cena.
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