El viudo, Conde Posada
recibió
una invitación
para
una fiesta privada
que el
sábado organizaba
la
Marquesa en su mansión.
El
Conde llega el postrero
y a la
marquesa ha besado.
“Bienvenido
caballero”
¡Sebastián!
coja el sombrero
que el
Sr. Conde ha llegado.
Pasa al
comedor privado
y no
hay rastro de varones,
por el
futbol le han dejado
con las
cotorras tirado
y
piensa ¡Serán cabrones!
En una
esquina evadido
escucha
que alguna dijo:
“esto
está muy aburrido
así
que se me ha ocurrido
poneros
un acertijo:
y
pensando en una yegua
les
dice de esta manera
“Grande
la tengo
más
la quisiera
que
entre las piernas
no
me cupiera”
¿A ver
quién me la adivina?
¿Cuca,
Mimi, Mona, Goya?
y de
forma repentina
el
Conde grita en la esquina
¡Eso
va ser una polla!
Las
damas ruborizadas
le
recriminan al Conde.
Unas
escandalizadas,
las
otras gritan airadas:
¡Pero
habrase visto dónde!
La
marquesa grita ¡Muero!
pálida
como la escarcha
¡Eso
ha sido muy grosero!
¡Sebastián!
traiga el sombrero
que el
Sr. Conde se marcha.
El
conde algo aturdido
se
deshace en mil perdones,
dice
que está arrepentido
de
estar tan embrutecido.
La
marquesa entra en razones.
Pensando
en hilo y aguja,
grita
Mimi, tengo una…
Confío
que ningún granuja,
dice
con cara de bruja,
vuelva
a tentar la fortuna.
“Con
la punta apunta
con
el culo aprieta
y
con lo que cuelga
tapa
bien la grieta”
El
conde que estaba ido
sobre
la mesa se apoya
y con
tono decidido
exclama
muy convencido
“¡Ahora
si que es una polla!”
Con un
gesto muy severo
la
marquesa se recobra
y
exclama de un modo fiero:
“¡Sebastián!
traiga el sombrero
que el
Sr. Conde aquí sobra”.
El
pobre Conde humillado
tiene
ganas de morirse.
No
quiere ser expulsado
y
afirma ruborizado
que
promete corregirse.
La
marquesa enfurecida:
“Sr.
Conde eso lo dudo.
Osadía
tan repetida
no la
había visto en mi vida.
Le
perdono porque es viudo.”
Después
de la jugarreta,
y roja
como un tomate,
ella
empieza otra historieta
pensando
en una galleta
mojada
en el chocolate
“entra
dura y desafiante
sale
floja y chorreante”
“Tengo
que ser muy sincero,
esa
rima es una joya,
pero si
callo, me muero.
¡Sebastián!,
tráeme el sombrero
¡Por
mi madre que es la polla!”
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