Me
ha mandado callar en público montones de veces… pero quizás tiene
razón, casi siempre que abro la boca es para decir tonterías.
Cuando no está él y nadie me manda callar me siento muy bien y
puedo hablar fluidamente.
No
puedo ir vestida como me gustaría, pero estoy acostumbrada a
vestirme como a él le gusta. Si me pongo un escote él cree que voy
provocando, pues no pasa nada, no me lo pongo y evito ver malas caras
por su parte, y me lo tomo por el lado positivo, que cuanto más me
dé el sol, más pecas me salen.
Antes,
cuando estábamos solteros no decía nada porque me pintase, me
maquillase, vamos, me arreglase un poco la cara, ahora no puedo ni
perfilarme la línea del ojo porque se cree que lo hago para otro
hombre, así que voy con la cara lavada y unas gotas de perfume.
A
veces no sé qué hacer para agradarle, todo lo que hago está mal
para él y me siento tan frustrada… porque creo que soy dependiente
de él, lo amo y pienso que en algún momento se dará cuenta que
todo lo hago lo mejor que puedo y buscando su aprobación.
Cuando
salimos con amigos les habla mal de mi estando yo delante, siento una
gran vergüenza, pero seguro que lo hace para que aprenda a ser más
a su estilo, como él quiere que yo sea.
Apenas
salgo a tomar un café con mis amigas, a él no le gustan como son
porque son demasiado modernas por no decir que son unas viejas zorras
que es el apelativo que suele utilizar.
Pero
yo no me quejo, aunque mi amiga Pepi dice que vayamos a un psicólogo
de pareja o que lo abandone, porque me está metiendo en un hueco de
donde no voy a poder salir. Pepi no conoce tan a fondo a mi marido,
cuando está mal es cuando me habla así de cruel, que si no sirvo
para nada, que soy una inútil, que hablo más que cuarenta, que se
nota bien que mi educación me la dieron en una cuadra, que si soy
mas fea no nazco, que cada vez estoy más gorda y no le llega el
sueldo para darme de comer… Pero él si está de buen humor es pura
fiesta, me abraza, me dice cosas lindas, no salimos de la habitación
en un día entero y yo me siento como en el cielo y me creo que tengo
dos maridos diferentes… el ángel y el demonio.
Pero
mi marido no me maltrata, nunca me puso la mano encima para darme un
cachete, así que él que es más inteligente que yo si me habla como
me habla, será que tengo que espabilar y tenerlo complacido porque
como él dice… él es el hombre de la casa, el que trae el sueldo y
yo no hago nada, bueno me agoto a tener la casa limpia y en orden,
pero él dice que eso no es trabajar, debo ser yo que no tengo tanta
fuerza como las mujeres de antes, como mi suegra que es una santa y
ni la puedo nombrar.
Hablando
de mi suegra me entra mucha rabia, porque su comida es mejor que la
mía, es cuando me dan ganas de ir a un psicólogo y contarle la
angustia que tengo por dentro, la ansiedad que me produce cada vez
que viene a vernos. Porque entonces son dos a corregirme los fallos.
Me
disculpan? Aprovecho que mi marido se ha ido a jugar una partida de
póker para hacer una llamada, no tardo nada, es que me den cita para
el psicólogo. Gracias, buenas tardes.
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