El
granizo golpea la persiana e imagino que también debe haber mucho
frío. Yo mientras tapada con la mantita, escuchando la TV de fondo y
desconectada hace un ratito de mi mayor vicio. Fumo un cigarro más,
reviso mis escritos. Encuentro muchos de ellos dedicados a viejos
amores, a veces con despecho, otras con amor, y un par de poemas, lo
único dedicado a mi último amor, el que se ha ido de golpe.
¿Rencor? No, para nada. ¿Pena?, podríamos decir que más bien
autocompasión, por haber estado equivocada tanto tiempo. La rabia
poco a poco se va y se instala la indiferencia.
Siento
que tengo sueño, pero me apetece escribir. Dejarlo en mi muro, y lo
que escribo aquí no es todo lo que tengo en mi interior, no puedo
plasmarlo todo, algo siempre se quedará en mi interior.
A
veces se mira el pasado aunque no se quiera, en mi caso me hace bien
mirar atrás, para cuando mire al frente poder seguir caminando.
Ya
no más ansiedad, ya no más lágrimas, ya no me duele saber cosas
que antes me dañarían, hoy solo meneo la cabeza y sonrío. No
pregunto ni por qué, hay cosas que son inevitables, personas que
tienen un patrón de actuar y todo se repite, y eso me lo sé de
memoria. Caminemos y sonriamos, no queda otra y por supuesto, nunca
alegrarse de las desgracias ajenas y desear felicidad. A los que me
quieren mal, simplemente la mayor indiferencia, ni frío, ni calor, y
ahora ya a dormir, porque debo madrugar.
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