La fascinante vida de Piluquita Montesinos - Gloria Losada






Me llamo Piluquita Montesinos y tengo veinte años. Vivo en una exclusiva urbanización a las afueras de Madrid, en un chalet de dos plantas, con piscina y rodeada por una amplia zona de césped y flores de todo tipo. Como ya han podido adivinar, soy rica. Cuando yo todavía llevaba pañal mi padre era un simple empleado de banca, pero se hizo amigo de gente poderosa y ahora la verdad es que no tengo muy claro lo qué es, subsecretario de algo creo y consejero delegado de no sé dónde. El caso es que gana un montón de pasta, parte de la cual guarda en la caja fuerte que tenemos en el salón, detrás de un cuadro que hay encima de la chimenea, porque dice que los bancos son unos ladrones y que además tener tanto dinero en el banco resultaría sospechoso. A mí , sinceramente, no me importa dónde lo guarde, con tal de que me dé para mis caprichos, por mi como si quiere guardarlo dentro de su pañuelo, allí atado, como hacía la abuela en el pueblo, y luego lo escondía dentro del refajo. Aj, qué asco, menuda vulgaridad, menos mal que desde que nos hicimos ricos no hemos vuelto al pueblo, olía a vacas que tiraba para atrás.
Este año he comenzado en la universidad, aunque confieso que estudiar no es lo mío, los libros me ponen la cabeza como un colador, con un montón de agujeros por los que se me escapan las ideas realmente importantes, pero papá dice que debo hacer una carrera, aunque solo sea para aparentar, porque después, cuando pueda enchufarme en algún puesto guay, siempre estará mejor visto que tenga algún estudio, aunque sea magisterio, que no me gusta nada, porque los niños me dan pavor. Claro que, para ser sincera, no creo que tenga que tocar los libros demasiado, porque mi papi me ha matriculado en una Universidad privada, cuyo director al parecer le debe varios favores, y ya le ha dicho que no me preocupe, que tengo el aprobado garantizado, incluso que intentará inflarme un poco las notas.
Eso es genial, porque así podré dedicarme a lo que realmente me gusta, que es levantarme tarde, después de que la chica del servicio me haya traído el desayuno a la cama en bandeja, ver en la tele los programas de cotilleo y de famosillos mientras acaricio a mi gato persa Pumuki, que es un amor y me calienta mogollón los pies en el invierno, salir con mis amigos a los pubs, a tomar cerveza con poca espuma y últimamente dar vueltas en el coche que me han regalado mis papis, un Mini Cupé de color rosa chicle, absolutamente fashion. Ayer fui con Mariví y con Karitina, mis mejores amigas, a dar una vuelta por la carretera de La Coruña y uf, llegó un momento en que tuve que pisar el freno, porque aquello cogía una velocidad descontrolada. Y es que me encanta conducir, creo que si no fuera una profesión tan ordinaria, hasta podría ser chófer.
Pero no, yo creo que a mí en realidad me gustaría ser como mi mami, una mujer absolutamente fantástica, guapa, elegante, simpática, con una figura envidiable y sin una arruga a sus casi cincuenta años. Mamá se cuida mucho, muchísimo, se pasa las mañanas en el gim, hace spining y no sé cuantas cosas más y bueno, todo hay que decirlo, ha pasado por el quirófano una par de veces para unos pequeños retoques, las tetas, que se la caían un poco, y creo que se hizo algo en los párpados y el mentón, pero nada más, el resto es absolutamente natural, como ella misma, que es un cielo y adora a papá, se quieren muchísimo, hacen una pareja ideal.
A mí me gustaría dar con un chico guay y ser como ellos dos, tan ideales. Me encantaría encontrar un novio militar, no sé por qué, pero me chiflan los uniformes, sobre todo los de la marina. Hace unos meses a papá lo invitaron a una jura de bandera en la Escuela Naval de Marín. Fuimos todos y allí pude fijarme bien en aquellos galanes, con su traje azul marino impecable, sus galones en la chaqueta, porque eso sí, tiene que ser de capitán para arriba, Almirante incluso si puede ser, yo marinero raso no lo quiero, que no me podría dar la vida que me está dando papá. Y verlos llegar a puerto en El Cano tiene que ser algo super mega guay. Claro que hay un inconveniente y es que yo a Galicia no me quiero ir a vivir. Es un lugar precioso, ciertamente, y se come muy bien, cosa que a mí me importa poco porque siempre estoy a dieta, pero es que ese acento que tienen los gallegos, tan poco glamuroso, que parece que se pasan la vida cantando con esas voces para arriba y apara abajo, no sé si sería capaz de soportarlo. Aunque pensándolo bien, si me echo un novio marino, seguro que papá le podrá conseguir un buen destino en Madrid, de eso no tengo ninguna duda.
Otra cosa que me encanta y que hago con bastante frecuencia es ir de tiendas. Eso de andar con una tarjetita de plástico en la cartera y que te permita llevarte a casa bolsas y bolsas con cosas, me da un subidón increíble. Ayer, sin ir más lejos, me fui al centro con Mariví y nos cansamos de mirar escaparates. Tuvimos un pequeño rifi rafe porque se empeñó en que diéramos una vuelta por Zara, que había visto un vestido muy mono, y yo no podía dar crédito. Comprar en Zara, qué cosa más ramplona, por favor. Yo tenía pensado ir a una tienda de Carolina Herrera, en la que había visto un bikini precioso. Pues nada, tuve que acompañarla a Zara a comprar un vestido horrible, que encima solo costó veinticinco euros, aunque después no le quedó más remedio que venir conmigo a comprar mi bikini. Trescientos euros que me gasté, pero mereció la pena, porque me sienta como un guante. Y confieso que me mosqueó un poco lo de Mariví. No sabía yo que iba comprar a tiendas con tan poco glamour. A ver si es que sus papis se están arruinando o algo así.
Bueno pues ha llegado la hora de estrenar mi nuevo traje de baño, que hace una tarde estupenda y la piscina me está esperando. Bye, espero respuesta.

Piluquita Montesinos, metió su estúpida carta en un sobre y se la dio a la chica del servicio para que se la echara al buzón. Era para un programa nuevo que iban a dar en la tele titulado Vidas Fascinantes. Cuando la carta llegó a manos del responsable, la leyó con interés y la colocó en el montón de las posibles candidatas a contar su vida en la caja tonta, y tan tonta.





Licencia de Creative Commons

Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.

No hay comentarios:

Publicar un comentario