Tenía
la inteligencia, la intuición, en ocasiones la pipa, y hasta la
gabardina. Quizá le faltara la gallardía y la cabellera de los
grandes nombres del género de investigación. Esas torres
humanas del heroísmo y la sagacidad, rodeadas por un halo de glamour
y misterio, que hacían de su profesión algo único.
Pero
¿Qué sería de un buen detective sin su lupa?
El
joven Lupino Archival Mendotti estaba convencido de que algún día
llegaría a ser todo un profesional. Y su nombre estaría a la altura
de los grandes mitos de la investigación policial.
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